Los trucos para adelgazar con sentido común que funcionan de verdad

Sabemos que las dietas milagrosas son peligrosas . Y que encima, tienen efecto rebote y nos hacen engordar más. También sabemos que para adelgazar y perder peso no vale dejar de comer, ni seguir regímenes imposibles. Por eso, hemos reunido las ideas para cuidarte y perder kilos más sensatas y lógicas que nunca verás.

¿ Levantarte en medio de la noche a picar ? ¿Cenar a la desesperada? ¿No poder parar de comer cuando comienzas a comer determinados alimentos? Haz una lista con los momentos en que los malos hábitos te vencen y busca formas de evitarlos antes de llegar a caer en ellos. Mujer prevenida vale por… una más sana.

¿Sabías que el proceso de la digestión comienza al masticar? Entre otras funciones, la saliva generada nos ayuda a digerir los alimentos. Si comemos con calma, sentiremos antes la señal de saciedad (que nos llega a los 20 minutos de empezar a comer) y, además, seremos más consciente de los alimentos ingeridos.

¿Un buen truco? Deja los cubiertos en el plato entre bocado y bocado. No sólo resulta mucho más elegante que tenerlos en la mano todo el tiempo: además, ralentizarás el ritmo de la ingesta de forma automática.

No hay refrán más tóxico y dañino que “de perdidos, al río”. ¡No! Si un día te excedes y comes demasiado, o ingieres un exceso de calorías… ¡No pasa nada! Simplemente, vuelves a la rutina de alimentación sana, sin más. Y sin lanzarte de cabeza a una espiral de mala alimentación.

Es más: si puedes cenar a las 8, mejor que mejor. Dormirás mejor, te levantarás más ligero – y te ahorrarás ingerir calorías extra que no hay tiempo para quemar por la noche.

Este gesto tan sencillo nos ayuda a reducir la cantidad de alimento, y así como a evitar la deshidratación, que a menudo se confunde con hambre.

No hace falta estar pesando y midiendo la comida de forma incesante para comer las cantidades justas. En general, piensa en estas cantidades: para la verdura y ensaladas, toma una cantidad del tamaño de un plato de postre; si son arroz o legumbres, calcula una cantidad como un puño para arroz o legumbres, y para la proteína (carne, pescado o huevos), no te excedas de una porción como la palma de la mano.

No, no siempre se puede – ni se quiere – ir a un gimnasio, pero moverse hace mucho más que ayudar a mantener la línea: es esencial para la salud cardiovascular. Ir caminando al trabajo (o, a lo mejor, sólo la mitad del trayecto si hacerlo entero es inviable), renunciar a ¡todos! los ascensores, presentarse voluntario a sacar a pasear al perro de un vecino o bailar solo en casa veinte minutos cada día… Todo vale si hace que el corazón lata con más fuerza cada día.

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