Un rostro sin ojeras es sinónimo de frescura y juventud /
La piel del contorno de los ojos es fina. Es delicada. Se arruga. Y si nos dedicamos a ponerle corrector a lo grande, como si estuviéramos emplasteciendo una pared, la cosa está destinada a acabar mal. Por eso es tan importante preparar la piel hidratándola . El corrector quedará más suave, no se agrietará y resultará más natural. Basta con aplicar una cantidad como un grano de arroz de crema para el contorno de los ojos y hacerla penetrar mediante toquecitos, con suaves presiones. No hace falta en el párpado móvil ni en el párpado superior: con el inferior y el hueco del lagrimal basta y sobra.
Si hay un área que se debe cubrir con especial cuidado es el área del lagrimal: es una de las más oscuras del rostro, y en cuanto se le aporta luz, ¡tachánnnnnnnnnnnnnn! Es como encender todo el rostro, y la mirada parece más despierta de inmediato. La técnica más eficaz es aplicar una gota de corrector justo en el lagrimal y luego aportar claridad en todo el área que va desde allí al puente de la nariz.
Hidratar el contorno de ojos e iluminar la zona del lagrimal son dos pasos clave /
Ya está dicho, pero no nos importa repetirnos: nada agradece más luz en el rostro que iluminar el lagrimal. Además del corrector (o en sustitución) se puede extender un iluminador, algo de sombra clara e irisada o un lápiz beige justo en ese pequeño triángulo.
La mejor forma de aplicar el corrector, es, a diferencia de otros cosméticos, presionando el producto contra la piel, en vez de difuminar y extender. La idea es conseguir la mejor cobertura posible, y además, el calor de los dedos ayuda a fundir la fórmula.
No conviene aplicar el corrector en toda la ojera, no: solo se consigue el temido ojo panda. Es mejor concentrarse en el área que va del lagrimal y el puente de la nariz hasta media ojera más o menos, dejando sin cubrir las arruguitas y patas de gallo.
No nos vamos a engañar: supone una inversión extra, pero nada crea un efecto tan impecable como usar un pincel para corrector, puesto que permite llegar perfectamente a las esquinas y extender bien el producto. ¿Un buen truco? Usar el pincel de lado, presionando el corrector contra la piel.
Un error frecuente al aplicar corrector es usar un tono demasiado claro, lo que puede acabar resaltando las ojeras más de lo debido. El color debe ser más ligero que las ojeras, sí, pero con la idea de unificarlas con el resto de la piel del rostro, sin crear un área ultra luminosa que deja más con efecto ojo panda que con aspecto de Bella Durmiente recién levantada.