Verano y manicura: qué sí y qué no. /
En vacaciones lo último que apetece es tener que estar pendiente de la manicura, por lo que las uñas de gel semipermanentes parecen la mejor idea para pasar un verano relajado, pero sin sin perder ni una gota de glamour. Pero, aunque no tienes por qué prescindir de ella, sí que es importante que redobles los cuidados y las precauciones .
En un mundo ideal, tu salón de manicura estaría perfectamente esterilizado, ¿verdad? Bien, es posible que en ese chiringuito de la esquina donde te hacen “la permanente” por una cantidad irrisoria no tomen excesivas precauciones… Piensa que todo aquello que corte o arranque y no esté desinfectado puede ser causa de grandes problemas. Y queremos decir ¡grandes! ¡Muy grandes!
Si aún recuerdas con placer cuando te llenabas la palma de la mano de pegamento, esperabas a que se secara y luego lo arrancabas de una vez con mucho gustirrinín… Sí, entonces es posible que hayas hecho algo parecido con la manicura de gel cuando se empieza a levantar un poco. Para qué negarlo: arrancar el esmalte es un placer casi irresistible cuando sale casi de una vez, en una capa, pero es mala idea. Muy mala idea. Este tipo de esmalte se adhiere con ferocidad a la uña, por lo que, al arrancarla, nos llevamos capas de la misma, lo que la daña. Y mucho.
Queremos que duren, pero hay que tener cuidado con lo que se desea. /
Este tipo de manicuras se ha de eliminar con acetona pura, lo que, para qué engañarnos, no es precisamente el más delicado de los activos. Pero… mientras se use de forma puntual, no es lo peor que nos puede pasar. Eso sí: a la larga, puede fragilizar y hacer más fina la uña, por lo que es mejor pensar en este tipo de tratamientos como algo ocasional. Aún peor son los centros donde, para ganar tiempo, directamente i ntroducen los dedos en un bol lleno de acetona.
No, por favor: la acetona debe estar en contacto solo con la uña y el tiempo imprescindible, ni un segundo más. Aún peor es la retirada cuando, para ganar tiempo, se recurre a limar la uña. ¡No, por favor! Es una agresión brutal hacia la uña que se debe evitar a toda costa.
Una vez que se retira la acetona, pueden quedar restos de esmalte en las uñas. Esos sólo se pueden retirar con palitos de madera de naranjo, nunca con nada metálico ni mucho menos limando la superficie de la uña. Que sí, que sabemos que ya lo hemos dicho, ¡pero lo repetimos porque es importante, así de pesados somos!
Si tus uñas son, por naturaleza, frágiles, muy finas, se abren a capas o extremadamente secas, quizás sea mejor que evites este tipo de manicuras de gel o usarlas únicamente de forma muy ocasional, puesto que la acetona que se usa en su retirada puede fragilizarlas aún más.
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