Al igual que ocurre con el resto de cosas de la vida, las reglas del maquillaje también cambian y lo que estaba de moda o era correcto hace unos años, hoy no se lleva o incluso es un sacrilegio aplicarse un producto de la manera en la que te enseñaron en el pasado. Ahora le ha tocado el turno a los polvos sueltos, que ya no se aplican con brocha grande ni por toda la cara.
Aunque no lo creas, llevas años aplicándote los polvos sueltos de forma incorrecta. Extenderlos por toda la cara tras la aplicación de la base lo único que hace es dejar tu cara plana y con un aspecto opaco. Sin embargo, si lo aplicas con la herramienta adecuada y con precisión conseguirás que tu piel esté radiante, tenga una aspecto multidimensional y esté libre de incomodos brillos.
Olvídate de llenar todo tu rostro de polvos sueltos y ponlos solo sobre las partes calientes de tu cara; es decir, en el cdentro de la frente, en las aletas de la nariz y en el medio de la barbilla. Evita los pómulos y el puente de la nariz, a pesar de que sean algo más grasos, ya que el brillo en esas dos áreas no es tan desagradable como tú crees.
Hasta el momento todas habíamos extendido los polvos con ayuda de una brocha grande, perfecta para cubrir una gran área del cutis en tan solo una pasada. Ahora esto debe cambiar desde ya. Prueba a sustituirla por una brocha más pequeña o incluso por un pincel de ojos cuya con forma ovala, que permite difuminar mejor. Además, el pelo de este tipo de herramientas suele ser más fino y abundante, lo que proporciona un acabado más ligero.
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