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No lo dudes: un rizapestañas es una de las mejores inversiones beauty que hay. Duran décadas y son capaces de agrandar la mirada, resaltar los ojos y realizar un auténtico lifting de la mirada en segundos. Estas son sus reglas de uso, ¿las conoces?
Aunque pueda tener un cierto parecido a un arma de tortura o a un instrumento ginecólogico, el rizapestañas es una de esas herramientas de belleza que parecen difíciles de usar la primera vez pero que, en cuanto se dominan son ¡imprescindibles! Eso sí: es vital conocer los básicos para bien rizar – y no destrozar – las pestañas.
Desnuditas. Así es como han de estar las pestañas antes de usar el rizador, para evitar que la máscara las haga más rígidas y, por tanto, se puedan quebrar. Es más: lo mejor es comenzar por el rizado, antes de maquillar siquiera, pues la propia curva de las pestañas te dará una idea del resultado final.
Las prisas no son buenas para nada – y menos para rizar las pestañas. La verdad, conseguir la curva perfecta es cuestión de menos de un minuto, pero conviene realizar el procedimiento con tranquilidad y, sobre todo, no presionar en exceso: apretar un poco es más que suficiente.
Un error muy frecuente es olvidarse de sustituir la almohadilla de silicona del rizapestañas hasta que, un día, corta y rompe algunas pestañas. Un error tan comprensible como fácilmente solucionable: un paquete con un montón de gomas de recambio no suele costar más de dos euros y dura, dura y dura… Comprueba regularmente el estado de la almohadilla y, al menor signo de deterioro, ¡a cambiarla!
Basta con pasar un tisú – mejor que un algodón – empapado en un poco de desmaquillador o incluso en agua para retirar restos de máscara y de maquillaje y mantener las gomas del rizador en perfecto estado. Y de paso, así compruebas que se encuentra entera y no la tienes que cambiar.
¿Pestañas cortas? Te interesa rizarlas a ras de la raíz. ¿Muy largas? Mejor rizarlas a media pestaña, para no parecer Betty Boop. ¿Son muy finas? Entonces mejor dejar algo de distancia, para que se cree un ligero efecto eyerliner natural. Busca cual es el grado de curvatura que mejor te sienta a la hora de rizar las pestañas.
Un truco de maquillador: en vez de apretar el rizapestañas en un único punto, comienza cerca de la raíz y ve ascendiendo, presionando suavemente a medida que te acercas a la punta. De esta forma, en vez de marcar un único punto de curvatura, crearás un movimiento más natural.
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