belleza
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Más allá del resultado plano y apagado, lo que se busca es conseguir un perfeccionamiento natural del rostro que lo deje respirar. Que corrija y unifique, sí, pero con una suavidad absoluta y sin añadir peso innecesario.
El objetivo es iluminar y destacar los pómulos sin que pierdan dimensión. Y sin que acaben sobredimensionados y reflectantes. Los coloretes velvet en polvo logran un acabado sutil y sedoso.
Se acabaron los mates pastosos que marchitaban tu sonrisa a las pocas horas. Las fórmulas actuales se funden a la perfección, pero reflejan menos luz. Por eso los labios parecen más lisos y los colores, más vívidos.
Ni el glitter ni los nacarados suavizan la mirada ni le dan la profundidad y la intensidad que consigue una sombra opaca. Aunque el juego se logra también con el difuminado de un lápiz cremoso de efecto aterciopelado.
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