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El iluminador se ha convertido en un producto de maquillaje casi tan importante como la máscara de pestañas o barra de labios, ya que ahora está presente en casi cualquier neceser. Además, hace mucho que las reglas cambiaron y ahora no es solo apto para la noche, sino que está más que aceptado en los looks de día. Basta con aplicarlo en las zonas susceptibles de recibir luz de forma natural: sobre los pómulos, las sienes, la punta de la nariz, el arco de la ceja y el arco de cupido. Y en verano también queda ideal si lo aplicas sobre las clavículas.
Si tu piel es grasa, será mejor que elijas un f ormato en polvo. “Más intenso y vibrante, es perfecto para filtrar la luz que penetra en los rostro y así difuminar las imperfecciones, los poros y las arrugas”, asegura Chanel Temple, Global Makeup Artist de Hourglass Cosmetics. Además, ofrece la posibilidad de aplicarlo en seco o en mojado. “Para un acabado más intenso puedes humedecer el producto con una brocha específica para polvos, lo que te proporcionará una tez impecable”, añade. De esta manera el producto también aguantará más tiempo impecable.
¿Tienes el cutis seco o mixto? “La textura crema ofrece una cobertura perfecta, un acabado húmedo y una luminosidad sutil de larga duración”, reconoce la maquilladora. Además, como “los sticks son muy fáciles de utilizar, ya que pueden aplicarse con los dedos o con ayuda de brocha, puedes superponer diferentes tonos para obtener un color único y look personalizado”, recomienda Temple.
Por último, también es importante acertar con el tono del iluminador. Si tu piel es oscura o si ya estás bronceada opta por los tonos tierra, cobre o dorado intenso; si eres blanquita escoge un dorado más sutil, y si el subtono de tu piel es algo amarillento, la gama del rosa es perfecta para ti.
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