belleza
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Gracias a las redes sociales y a los numerables tutoriales que hay en Youtube puedes conseguir un disfraz se Halloween aterrador solo con maquillaje. Sin embargo, lo que realmente da miedo es quitarse esas capas de maquillaje específico sin estropearse la piel tras usar maquillaje fantasía. El problema que tienen las pinturas especiales para disfrazarse es que suelen ser resistentes al sudor y al agua, y en su composición suelen estar presentes la silicona, la demiticona y las ceras, ingredientes que pueden obstruir los poros y aumentar los brotes de acné.
Hasta hace unos años tan solo existían dos opciones para hacerte un maquillaje de Halloween: invertir en productos profesionales de teatro o cine o ir a un bazar para hacerte con el maquillaje para disfrazarse más economico. El problema de los productos más baratos es que contienen ingredientes más nocivos para la piel que pueden causar enrojecimiento, brotes de acné o incluso alguna reacción alérgica.
Antes de comprar cualquier maquillaje o pintura revisa las etiquetas en busca de ingredientes comedogénicos (lanolina acetilada, colorante D&C rojo, que lleva aluminio, y estearato de octilo) y oclusivos (ceras, petróleo o aceite), que pueden obstruir tus poros. Aunque es aconsejable que evites también productos con silicona, dimeticona y talco. Por el contrario, es mejor que elijas un maquillaje de mejor calidad para tu piel y así evitarás problemas cutáneos el día 1 de noviembre.
Antes de comenzar tu transformación total con ayuda del maquillaje, límpiate la cara con un producto suave, que te ayudará a eliminar los aceites de la piel. Luego aplícate el contorno de ojos y una crema hidratante de base acuosa. Después aplica un primer sin silicona, que no solo te proporcionará un rostro más liso, sino que también hará que el maquillaje te dure impoluto durante más tiempo.
La verdadera clave para salvar tu piel está en el momento en que te retiras el maquillaje. Así que la noche más terrorífica del año no te librarás de la doble limpieza: primero con un desmaquillante en aceite, que es el que mejor quita los productos más pesados –quizá debas repetir esta acción un par de veces, dependiendo de la cantidad de maquillaje que lleves puestas encima– y después con agua micelar o con una fórmula en gel o en mousse, para eliminar con ellos los restos de maquillaje que puedan quedar.
Si te quedan ganas, una exfoliación suave a base de un exfoliante de ácido glicólico sería perfecto para deshacerte de las células muertas y cualquier resto de productos y así conseguir que tu piel respire mejor mientras duermes y, además, no te levantes con cara de muerta.