Envejecer no tiene nada de malo, de hecho, es un regalo que deberíamos apreciar más de lo que hacemos, pero somos así, sacamos pegas de donde no las hay, claro que todo tiene su lado malo. En belleza, son las líneas de expresión, la textura irregular, la flacidez y las manchas que aparecen con los años. Eso de que la arruga es bella, el que lo lleva lo entiende... Pasamos horas delante del espejo intentado disimular los signos de la edad con mil cremas y nos maquillamos con la esperanza de mejorar nuestro aspecto, como para encima, conseguir todo lo contrario.
Sí, el maquillaje es algo que puede renovar nuestra apariencia y hacer que luzcamos mejor jóvenes y radiantes y un simple error puede destrozar todo lo que pretendíamos. El objetivo es parecer nosotras mismas, pero con un plus de mejoría, haciendo que nos sintamos guapas, atractivas y seguras. Si la técnica o el look no acompañan, lo que haremos es envejecer nuestro rostro. Desde la elección del producto correcto hasta el método de aplicación, todo influye en el resultado y, aunque no hay manera incorrecta de maquillarse, sí que hay trucos que evitan que parezcamos más mayores. Aquí te los desvelamos.
Lo primero es lo primero. Preparar la piel antes del maquillaje determina por completo el acabado de la misma. Para aterciopelar el cutis, unificar textura y tono, rellenar líneas de expresión y extender la duración, necesitaremos de una prebase que haga un efecto filtro difuminado. Puede ser crema, sérum o primer. Busca uno que vaya bien a tu piel y harás magia.
Con la edad, la base de maquillaje tiende a depositarse en los surcos de la piel o a remarcar zonas secas, que empeoran nuestro aspecto. Opta por texturas ligeras y fluidas, ya sea una BB cream, CC cream, sérum con color o base propiamente dicha. La mayoría de las pieles maduras tienden a ser secas, por lo que se debe elegir una fórmula acuosa o en crema e hidratante, que recupere el brillo y de una sensación de volumen. La piel grasa optará por una textura líquida de acabado satinado.
Nada de polvos, que acentúan la textura y las arrugas, además de que dejan una sensación pesada y recargada, ni como base ni encima de ella. Lo que puedes hacer es sellar las zonas donde crees que pueden aparecer brillos o el maquillaje tiende a desvanecerse y, nada más, pero es mejor olvidarse de ellos, por mucho que nos duela.
Si utilizas una esponja, te aseguras un resultado difuminado precioso y un brillo juvenil y, si empleas una brocha, asegúrate de extender bien la base para dejarla lo más pulida posible, alcanzado ese efecto segunda piel. No hay que usar grandes cantidades de maquillaje, solo pretendemos unificar el tono y dejar un cutis luminoso, nada más, porque a más empleemos, más mayores pareceremos.
Cuando usas un corrector en toda la ojera, lo que haces es resaltar el problema, recargar la zona y dejar un parche nada favorecedor. En su lugar, deposítalo solo en el hueco más profundo del ojo, pegando con el lagrimal, con un mínimo de producto y trabájalo para aumentar la luz de tu mirada. Al igual que con la base, evita las fórmulas densas y ve a por las hidratantes.
Como nuestros ojos ya están lo suficientemente encapotados, no necesitamos empequeñecerlos aún más con un intenso maquillaje y un eyeliner drástico. Un pequeño toque de una sombra satinada y luminosa en el lagrimal y definir el pliegue del párpado con un color marrón (dos tonos más oscuro por encima del natural) agrandará la mirada y hará que brille.
Aunque el delineador negro sea nuestro esencial, puede ser demasiado, haciendo que tus ojos parezcan pesados y cansados. En su lugar, emplea un eyeliner marrón intenso que aporta la misma definición y difumínalo para un aspecto natural. Evita también la línea del agua.
El contouring es una técnica que unas bondades impresionantes a la hora de transformar nuestro look y de hecho puede conseguir y luzcamos muchísimo más jóvenes. Sin embargo, es normal equivocarse a la hora de aplicarlo. Lo primero es depositarlo en el mismo hueso del pómulo, no bajo este, y lo segundo, es difuminarlo hacia arriba, para alcanzar un efecto lifting al instante. Asegúrate de elegir el tono correcto, no muy oscuro ni tampoco muy cálido, así como de esparcirlo bien para evitar parches y pesadez.
A lo largo del día nuestra piel ira succionando todo el maquillaje y volverá a aparecer ese aspecto cansado y falto de brillo, con tendencia a marcar líneas y textura, por eso es fundamental rehidratar el rostro con una bruma o spray fijador de maquillaje, para revitalizar en un flash el cutis y lucir espectaculares todo el día, como recién maquilladas.
20 de enero-18 de febrero
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