Nerea Camacho: "Soy una maniática total del pelo"

La actriz Nerea Camacho (Balanegra, Almería, 1996) ya ha terminado de rodar la nueva película de José Luis Cuerda, Tiempo después, pero todavía está sufriendo los gajes del oficio en forma de un indómito flequillo que le trae por la calle de la amargura. "A mí me encanta arriesgar con mi imagen, así que el primer día de rodaje le dije al equipo de peluquería que hicieran lo que quisieran. Y, como se trata de una historia futurista, me cortaron la melena por la barbilla y este flequillo que no hay manera de que crezca -cuenta mientras lo estira con fuerza-. La próxima vez lo tengo claro, todo menos el flequillo. Es más, me comprometo a comprarme uno postizo y llevarlo conmigo a todas partes. Creo que muchas actrices lo hacen".

La firma de productos capilares Aussie no podría haber escogido mejor imagen para dar a conocer la mascarilla 3 Minute Miracle, de la línea Pure Locks, que esta joven actriz. Como buena millennial, Nerea reconoce ser "una maniática total del pelo" que no escatima esfuerzos en cuidárselo y habla de planchas, tenacillas y otros artilugios como una profesional. "Tengo tantísimo pelo que las coletas me dan dolor de cabeza, así que prefiero llevarlo suelto o con un moño de bailarina", cuenta. También mima su piel blanca e impecable -"no me maquillo demasiado, pero jamás me voy a la cama sin limpiármela bien y bebo mucha agua", explica- y, aunque no tiene mucho tiempo libre, trata de estar en forma. "Siempre fui muy delgada pero, de repente, algo cambió y siento que debo cuidarme más. Creo que fue cuando me independicé, hace dos años. Al principio comía muy mal, pero estoy aprendiendo a cocinar y a alimentarme mejor. También voy a clases de baile contemporáneo. Me apasiona bailar y no lo hago mal; creo que podría haberme dedicado a eso", afirma.

Pero Nerea siempre tuvo claro que lo suyo era la interpretación. Y buena parte de culpa la tiene su hermana Aroha, fotógrafa y 10 años mayor que ella. "Cuando era pequeña, ella me llevaba todas las semanas al cine a El Ejido. La mayoría de las películas no las entendía, pero recuerdo que vi dos seguidas protagonizadas por Jennifer Aniston y le pregunté a mi hermana: "¿Por qué esta mujer es tan distinta a la del otro día?". Y ella me explicó que era una actriz y que su trabajo era interpretar personajes diferentes. En ese momento supe que deseaba hacer lo mismo", cuenta.

A los seis años ya le dijo a su padre que quería ser actriz. Pero tuvieron que pasar unos cuantos más hasta que empezó a acudir a clases de teatro en una academia de Almería. Allí fue donde la animaron a hacerse unas fotografías con las que Nerea y sus padres visitaron varias agencias de representación de actores en Madrid. A los pocos meses, se presentó a las pruebas de Camino (2008), la película dirigida por Javier Fesser que hizo realidad sus sueños. Se dice que para el papel protagonista, una niña de una familia muy religiosa que se enfrenta al amor y la muerte, vieron a más de 5.000 candidatas hasta que apareció Nerea. "Tuve que hacer tres pruebas, pero yo, que soy de las que me pongo nerviosísima en los castings, estaba muy tranquila. Creo que fueron las ganas tan grandes que tenía de que me saliera bien", dice.

El episodio del flequillo no es nada comparado con lo que tuvo que aguantar en esa película. Por Internet circula un vídeo en el que se puede ver a la actriz, con apenas 10 años, llorando desconsoladamente en el momento en que le van a afeitar la cabeza. Pero las lágrimas se transforman en risas cuando contempla el resultado en el espejo y afirma verse muy guapa. En cualquier caso, el esfuerzo mereció la pena. Camino consiguió seis Goyas -incluido el de mejor película- y Nerea ganó el Goya a mejor actriz revelación. "Fue una experiencia increíble, pero tampoco puedo hablar de un antes y un después en mi vida, porque casi todos los recuerdos que tengo son a partir de entonces. Mis padres están muy orgullosos de mí, pero siempre se preocuparon porque tuviera los pies en la tierra y trabajara duro por conseguir las cosas".

Hasta que terminó el colegio, solo aceptó proyectos que pudiera rodar durante el verano -como Héroes, Tres metros sobre el cielo o La chispa de la vida- y hace un par de años se instaló en Madrid para estudiar en la escuela de Juan Carlos Corazza. Algo que no impidió que hiciera las maletas para rodar dos telenovelas que la han convertido en una celebridad en México y Colombia y que explican, en parte, sus casi 340.000 seguidores en Instagram. "¡La primera vez que me voy a trabajar al extranjero y me tiro nueve meses fuera de casa! Siempre he sido muy independiente, pero fue un reto muy duro que me ha enriquecido mucho como actriz", cuenta Nerea.

"Soy muy afortunada porque siempre tengo algún proyecto entre manos. Pero estoy en una edad complicada -reconoce-. A mis 21 años, tengo un físico y una voz que me dificultan interpretar personajes mayores, pero tampoco puedo hacer de adolescente". Además, como todas las actrices, se queja del machismo en el cine, que se traduce en escasez de historias de mujeres interesantes, "que las hay", y salarios discriminatorios. "Soy una mujer libre y feminista que trata de cambiar las cosas entre la gente que me rodea. Ya era hora de que alzáramos la voz. A mí, que me he criado en una familia en la que mi padre y mi abuelo hacían exactamente lo mismo que las mujeres, me resulta inexplicable que hoy ocurran determinadas cosas. Hace poco hice una prueba para una serie y estaban encantados conmigo. Pero la cadena me rechazó porque era demasiado guapa y femenina para interpretar a una lesbiana. Basta ya de perpetuar estereotipos; es machista e insultante", explica indignada.

Y Nerea, quien reconoce que le encanta la moda, se rebela contra la tiranía de la imagen. " Nos presionan por cómo vamos vestidas, por la edad, por el físico... Y las actrices no somos modelos, interpretamos a mujeres reales de todo tipo", reflexiona.