Las asiáticas y sus rutinas de belleza de siete y 11 pasos son la inspiración para una nueva forma de plantear el peinado: el layering, una aplicación de productos planeada estratégicamente para conseguir un meta específica, ya sea volumen superlativo o un rizo perfecto y controlado. Esta técnica no puede ser más sencilla. Se basa en una elección concreta de productos que tiene en cuenta las necesidades de tu pelo, desde el lavado hasta la fijación. Y lo más importante es que insiste en la fase de cuidado antes de peinar. Los resultados hablan por sí mismos.
¿Tu máxima obsesión es conseguir que la melena no se quede pegada a tu cráneo como un casco? ¿O que esas ondas mullidas y divinas no pierdan fuelle a mitad de la mañana? Empieza por el cuero cabelludo. Es esencial liberarlo de partículas acumuladas sobre el folículo piloso para construir volumen desde la raíz. Piensa en restos de mascarillas y de espumas que no se han ido con el lavado, pero también en el humo de la contaminación urbana, en las partículas de tabaco y en la propia grasa que generas. Todo eso tapona la salida del pelo y lo asfixia. Por eso no hay forma de que dure el volumen. Necesitas un champú revitalizador con potencia suficiente para arrastrarlo todo. Una vez que la raíz esté libre, el cabello tendrá más movimiento en su base. Refuérzalo con un acondicionador ligero, que no aporte peso. Y asegura su continuidad con serums y cremas voluminizadoras que ayuden a esponjar las fibras. ¡Conseguido!
La palabra clave es la hidratación. El brillo y la manejabilidad dependen directamente de ella. Sobre todo, en melenas largas que quieren seguir siéndolo. Lo mejor es que ahora, antes de disciplinar, puedes apostar por mejorar la longitud (y sobre todo, la resistencia) con champús y productos específicos, como Extensioniste o Dream Long, y con propuestas clean, como Source Essentielle. Asegura el brillo, la elasticidad, la forma y la protección con un toque de aceite con vitaminas.
Si tu corto se queda deslabazado en cuanto te lo lavas, cámbiate a un combo champú-acondicionador que aporte nutrición profunda. Definir la textura implica trabajar los mechones con pasta moldeadora. No la apliques de golpe, hazlo por zonas y seca ayudándote de los dedos: retuerce cada mechón y lánzalo hacia delante bajo el chorro de aire a temperatura media. Si ves que no consigues el cuerpo que buscabas, duplica el efecto con un spray texturizante sobre el cabello ya completamente seco.
El verano pide melenas liberadas y con textura de sal. Pero si no quieres renunciar a la ondulación bajo control, tienes que insistir en los pasos previos. ¿Qué significa? Que no perder la hidratación es esencial desde el champú y que la mascarilla de nutrición profunda es imperativa. Después, aplica una crema para acentuar el rizo (contienen polímeros que vuelven la onda más elástica) y otra para fijarlo de forma natural y sin endurecerlo.
- ¡Paula Echevarría nos ha contado todos sus secretos de belleza!
20 de enero-18 de febrero
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