¿Puntas abiertas? No, gracias: estrategias para evitar que se te rompa el pelo

No solo de falta de tijera viven –y se reproducen– las puntas abiertas. No hidratarlas lo suficiente , un exceso de plancha o incluso cepillos de mala calidad pueden provocar que los extremos del cabello se abran. ¿Lo malo? Una vez comienza a abrirse la punta, y la integridad del pelo se ha visto comprometida, el nivel de rotura se multiplica a velocidades de vértigo, ya que se ha roto el dique de contención, que es un cabello sellado y sano, y lo que es algo ligeramente resquebrajado pasa a ser rotura rápidamente.

El primer paso de la salud capilar es un decidido no a los tirones. Se debe desenredar siempre, siempre, siempre en seco, nunca en mojado, y con un cepillo que no rompa el pelo. Cuanto más fino y más nudos haga, más importante será usar uno tipo tangle teezer, que desenreda con suavidad.

Sabemos que, cuando se quiere lucir melenón tipo Lady Godiva, existe la tentación de no cortarlo para dejarlo crecer, crecer y crecer más, pero… aunque la teoría es buena, la práctica es diferente. Si no se van cortando las puntas con cierta regularidad –de seis a siete semanas– estas se abren y, como hemos comentado, se van abriendo hasta desgajarse. Con lo cual, el pelo puede llegar a estar largo, pero también estará despeluchado.

Ay, en las películas queda genial frotar el pelo como si le quisiéramos sacar brillo, pero… en la vida real solo sirve para dejarlo hecho un asco. Si queremos proteger las puntas es muchiiiisimo mejor hacer un gesto de presión suave, como si lo ordeñáramos, para eliminar el exceso de agua, ¡sin centrifugarlo!

Si el tipo de cabello lo aguanta -si no es un pelo fino, o que se engrasa con facilidad, o con poco cuerpo- sumar un bálsamo con aclarado con un toque de acondicionador en crema o spray en fórmula leave-in (es decir, sin aclarado) es una buena forma de añadir un toque de protección extra.

Selladores de puntas, sérums, aceites, protectores… Son diferentes tipos de productos que recubren la fibra capilar y forman una especie de escudo. Que el nombre no engañe: realmente, no sellan, ni pegan, ni recomponen, ni arreglan, ni solucionan puntas abiertas; pero si se aplican, sobre todo ¡antes! de que se abran, proporcionan una capa protectora extra y ayudan a disimular aquellas que se están rompiendo.

Cuando las puntas se empiezan a desmandar y el final del cabello se ve fosco y encrespado, es difícil evitar la tentación de ponerlas bajo control con una buena dosis de plancha o de secador. Lo cual puede funcionar, pero no hace más que agravar el problema. En general, las herramientas de calor son veneno puro para el cabello, más si es un área ya fragilizada de por sí, por lo que… si las puntas quieres conservar, el calor poco debes utilizar!

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