Operación puesta a punto

Preparadas, listas... ¡ya!

• Primer mandamiento: exfoliar. Es la clave de una piel preparada para asomarse al mundo. Porque, seamos sinceras, tu rostro recibe su ración de peeling cada semana, pero del resto del cuerpo no te acuerdas hasta que no toca enseñarlo. El peeling no solo es bueno para dejar que la piel respire, también la alisa y mejora la efectividad de todo lo que te apliques después, del reafirmante al autobronceador. Y en las piernas, además, evita la foliculitis derivada de la depilación. Por si no lo tienes claro, la forma correcta de exfoliar implica masajes circulares que empiezan en los tobillos y ascienden hasta el cuello. Puedes hacerlo en seco o con la piel húmeda (pero nunca empapada). Procura saltarte la zona del pecho, que es especialmente sensible y consigue que algún alma caritativa te ayude con la espalda, a la que no le vendría mal un extra para acabar con los granitos. Y no te olvides de los hombros, que este verano toca enseñarlos por mandato de las tendencias.

• Prebióticos para nutrir. Una vez que te has librado de las células muertas acumuladas en la capa córnea de tu piel toca iluminarla con activos hidratantes y energizantes. ¿Lo último para recuperar la suavidad y mejorar la firmeza? Incluir en las fórmulas de las cremas corporales alfa-oligosacáridos, los mismos activos que le sirven al interior de tu organismo para alimentar y mejorar su flora bacteriana (no confundir con probióticos, que son los microorganismos que forman parte de esa flora). Solo que, esta vez, aplicados a mejorar la barrera de protección de la piel.

• Afina brazos y piernas. Tus extremidades tienen en común un mismo problema: la retención de líquidos, que se produce porque la circulación y el retorno linfático se ralentizan en los extremos del cuerpo. Eso significa que tanto brazos como piernas tienden a hincharse en verano. Los brazos lo hacen ligeramente, pero con el aumento de las temperaturas se nota mucho más en las piernas y en los tobillos. Así que lo que necesitas es un plus de drenaje con activos como la alcachofa, el café verde o la pimienta rosa.

Líbrate del vello:

• Inmersión en aceite la noche anterior. Es la manera de que la línea del biquini no acabe como la matanza de Texas si vas a aplicarte el tercer grado con la maquinilla de afeitar: darte un masaje con aceite corporal en la zona para que el vello y los folículos se ablanden. Y cuando te pongas con la faena es fundamental que apliques previamente una capa gruesa de gel de afeitado. Da la primera pasada en la misma dirección en la que crece el vello y la segunda, a la contra. Y si no estás segura de tu buen pulso, pásate a los aparatos de trimming para zonas sensibles.

• Las axilas se afeitan en forma de asterisco. ¿Eres de las que echa mano de la maquinilla casi a diario? Pues lo más seguro es que lo estés haciendo mal desde siempre porque en esa zona el vello crece en varias direcciones y en forma de espiral. La manera efectiva de acabar con él es dibujar primero una cruz con la maquinilla (la primera línea, de abajo arriba) y después una equis, pero de arriba abajo.

• Hormonas y cera, combinación fatal. Seguro que no se te ocurre ir a hacerte la cera cuando estás en mitad de la regla. Pero lo que quizá no sepas es que tampoco es recomendable hacerlo inmediatamente antes ni justo después. El baile de hormonas de tu ciclo menstrual está en su máximo apogeo entonces y eso significa que hay mayor flujo de sangre circulando por tus venas. En esa situación, el calor unido a la acción de arrancado puede producir pequeños derrames. Hazlo mejor a la mitad del ciclo y aplícate retardadores del crecimiento del vello.

Objetivo: sol

• Moreno en píldoras. Estás en el momento justo para empezar a darle a tu organismo un plus de carotenoides. Así, cuando el sol coja más fuerza, habrás mejorado la capacidad de protección y resistencia de tu piel porque se verá reforzada por antioxidantes y vitaminas como la C, E y B5. Pero además, ahora puedes sublimar su color con una pastilla al día. Lo consiguen los nuevos nutricosméticos autobronceadores, con unas fórmulas que potencian tu tono natural para lograr un color de piel saludable sin necesidad de exponerse al sol. Eso sí, no esperes un bronceado caribeño, más bien un moreno ligero y tras un mes y medio de tratamiento.

• Protección a toda costa. Seguro que cuando aterrizas en la playa te embadurnas de protector solar de arriba abajo (o eso nos gustaría creer). Pero estos días traicioneros de mayo y junio, en los que el sol pega con fuerza pero tú sigues en la ciudad, con mentalidad de primavera y la guardia y el SPF bajos, son los que pueden acabar en mancha irreversible. Para evitarlo, conciénciate de que el SPF50 es tu mejor amigo. Hazlo con gestos tan sencillos como unos polvos sueltos minerales con factor 50, como los que propone Isdin. Incluye también una protección extra sumándoles antioxidantes que frenan la acción de los radicales libres que multiplican sus negativos efectos con la contaminación urbana.

¡Esa melena!

• Te vas a soltar el pelo. Porque quieres que esa ligera onda natural que domesticas con la plancha se convierta en verano en un rizo voluminoso. Aunque para una transformación así vas a necesitar styling. La clave está en recuperar la ondulación antes de secarte el pelo y amplificarla con los productos adecuados. Si tu pelo es fino, un guisante de crema para engrosarlo como el Thickening Cream de La Biothetique te va a venir de perlas. Lo das en medio y largos de la melena. Si además necesita volumen, aplica una espuma de rizos en las raíces. Seca con el difusor con la cabeza hacia abajo y temperatura media durante cinco minutos y aporta un toque de brillo con Mythic Oil de LOréal Professionnel. Su Bruma para acondicionar en seco no puede ser más sencilla de utilizar y el resultado es inmediato.