belleza
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Cuando tu piel tiene que hacer frente al frío y a la contaminación, el momento de eliminar la suciedad es clave. Hay que limpiar en profundidad, sin añadir más irritación y sin arrastrar los lípidos naturales que protegen la piel de estos agentes agresivos. Espumas y geles tienen sentido en verano, cuando hay que deshacerse de sudor, sal, cloro y protectores solares.
Pero en invierno necesitas texturas emolientes que nutran y calmen mientras limpian. Olvídate del disco de algodón y masajea el producto con movimientos circulares. Aunque su textura parezca pegajosa, se transforma en líquidos de aspecto lechoso con el agua (mejor templada) y se aclaran en segundos.
Take de day off Cleansing Blam de Clinique (25,50 euros). /
Tu rostro se ha visto inmerso en drásticas variaciones de temperatura (del frío de la calle a la calefacción) y los cambios en el flujo sanguíneo hacen que sufra su nivel de hidratación. El resultado: piel en constante tirantez, asperezas, rojeces... los típicos síntomas de la sequedad extrema.
Los aceites son la mejor forma de ponerle freno porque, al ser ricos en ácidos grasos esenciales, consiguen recuperar hasta la piel más deshidratada. Si la textura te resulta complicada, pásate a la versión en stick. Doblarás la protección de zonas como frente, nariz o mejillas.
Vinosource Aceite de Noche Nutritivo de Caudalie (28,60 euros). /
Este bálsamo "curalotodo" es un clásico desde su creación en 1930. Su formulación de vaselina, beta-hydroxy y vitamina E sirve para calmar pieles irritadas, recuperar sequedades extremas, suavizar pieles ásperas por el frío, solucionar labios agrietados, proteger narices destrozadas de tanto frotar con el pañuelo...
Con él, hasta se pueden nutrir las cutículas de las uñas y recuperar las puntas dañadas del cabello. Imprescindible cuando los termómetros se acercan a los cero grados.
Light Hour Cream Skin Protectant Original de Elizabeth Arden (35 euros). /