Textura gel: la favorita del verano

Suavidad, frescura y ligereza son las virtudes más apreciadas de la denominada 'cosmética watery', que trata el rostro de una manera 'líquida' sin que sus principios activos pierdan efectividad y eficacia. Sus texturas refrescantes se adaptan al buen tiempo, absorbiéndose al instante y dejando la piel con un efecto mate a prueba de los brillos propios de las consecuencias del sudor, lo que les hace infalibles en esta temporada.

Se trata de sistemas dispersos formados por la combinación de dos fases, una líquida (hidrófila o hidrófoba) o solvente y una sólida o soluto a las que se añaden sustancias coloidales (agente gelificante) confiriéndole así las propiedades de los semisólidos, ya que éstas atrapan y fijan las partículas de soluto formando una red tridimensional sobre una matriz gelificada que le confiere una rigidez elástica.

Según el solvente (fase líquida) los geles se clasifican en:

- Acuosos (Hidrogeles): cuando el solvente es agua desionizada.

- Oleosos (Oleogeles o Lipogeles): cuando el solvente es un aceite o una mezcla de componentes oleosos.

- Hidroalcohólicos: cuando el solvente está constituido por mezclas hidroalcohólicas.

Si hasta hace poco las texturas en gel estaban restringidas para cutis secos o maduros, las nuevas fórmulas han conseguido ser adecuadas incluso para ellas y las más sensibles. Gracias a que en dermocosmética esta textura viscosa puede presentarse con distintas modulaciones, ahora pueden adaptarse a todo tipo de pieles y edades.

Es la textura cosmética intermedia entre la crema y el gel, denominada como gel-crema o crema-gel, la que mayor aceptación consigue entre los usuarios. Aunque su forma galénica es un gel, su aspecto es el de una crema porque contiene un agente emulsionante y uno gelificante, así que es una textura de apariencia cremosa que al aplicarse sobre la piel se comporta de manera mucho más ligera que una crema y se absorbe al instante.

Aquí te proponemos 10 tratamientos faciales con textura gel para que elijas el que mejor consideres para tu rostro, según sea tu preocupación: arrugas, sequedad o firmeza. Y, aunque es el verano la época en la que más se aprecia esta textura, puede que después de probarla, consideres usarla durante todo el año. Seguro que su delicadeza y confort te convencen.