Una mujer echándose crema. /
Usa todas las armas a tu alcance para mantener el color perfecto. Entre ellas, el autobronceador. Pero utilízalo sabiamente: haz de las gotas de color gradual tus mejores amigas. Puedes añadir las que desees a tu hidratante habitual: con una mantienes, con dos mejoras y con tres elevas ese moreno. Tú decides.
Honey Bronze Drops of Sun de The Body Shop (16 euros). 365 Sun-Kissed Drops de Lancaster (32 euros). /
Y hazlo sin miedo, porque los corporales tintados tiene fórmulas muy avanzadas que no se transfieren a la ropa. Y son capaces de unificar las zonas en las que tu moreno empieza a perder lustre sin intensificar de más las que se muestran bronceadas. El truco de aplicación consiste esperar unos minutos a que se sequen del todo.
Terracotta Jolie Jambes de Guerlain (59,90 euros). Hoola Zero Tan Lines de Benefit (35 euros). /
De ello se encargan las partículas nacaradas de los aceites corporales. Además de nutrir esa piel que necesita elasticidad, le confieren un brillo y una luminosidad natural a tu bronceado que se ve aumentada por la incidencia de la luz sobre estos micro elementos dorados que la reflejan y la amplifican para modular las formas de tu cuerpo.
Dare to Bare Body Bronzing Oil de Elizabeth Arden (35 euros). Huile Prodigieuse Or Vaporizador de Nuxe (35,90 euros). /
Su principal misión es regenerar unas células que se han sometido a la agresión de los rayos UV. Para ello, cuenta con emolientes que nutren en profundidad, agentes calmantes que reducen la inflamación y activos que estimulan la reparación. Pero el aftersun no solo sirve para contener daños. Una vez que dejas de estar a plena exposición, la piel apenas tarda tres días en revertir el proceso de protección que es el bronceado y empieza a perder pigmento. Los aftersun también contienen antioxidantes y péptidos que mantienen la melanina estimulada dos semanas.
Posthelios Hydra Gel Antioxidante After Sun de La Roche-Posay (25 euros). Emulsión Après Soleil de La Biosthetique (28 euros). /