belleza

Cremas antiedad: a partir de los 30 años

La piel cambia con el tiempo y también debe hacerlo la rutina de belleza. Porque tu rostro no necesita los mismos cuidados a los 20 que a los 50, descubre tus nuevas armas.

Sienna Miller. / gtres

c. uranga

Tu principal enemigo la contaminación

“El 80% de nuestro envejecimiento cutáneo se debe a aceleradores como las contaminación o el sol. La edad y la genética apenas cuentan en un 20%”, sentencia Virginie Couturaud, directora de Investigación y Desarrollo de Yves Rocher. “La razón es que los metales pesados y los contaminantes que hay en el aire producen una agresión oxidativa mucho mayor y generan un producción excesiva de radicales libres, que son las moléculas que dañan la piel desde el interior”, explica la experta. Ya se sabía que los radicales libres son capaces de alterar los mecanismos biológicos de protección y reparación cutánea. De hecho, son los responsables de la oxidación de la piel que provoca arrugas y falta de firmeza. Lo malo es que la polución acelera ese proceso.

Cuidado con… la falta de sueño

Es otro factor que no puedes descuidar en absoluto. No solo porque los signos de fatiga en el rostro son muy evidentes (tono grisáceo, ojeras hundidas, gestos caídos), sino porque el proceso de regeneración cutánea, que contrarresta todas las agresiones sufridas durante el día, se produce por la noche, mientras duermes. “No hay nada, ni tratamientos ni cremas, que reemplacen lo que consiguen ocho horas de buen sueño”, apunta la dermatóloga de Olay Doris Day. Si lo interrumpes o si te acuestas muy tarde y no das tiempo suficiente para que se complete ese proceso, no se produce esa reparación tan necesaria y el ADN dañado de las células empieza a replicarse con fallos. Y sí, aunque no lo creas, es una situación irreversible.

Tu gran problema: las líneas de expresión

"Los efectos oxidativos y las consecuencias metabólicas alteran la estructura proteica de la piel, lo que produce una pérdida de cohesión celular y una desorganización de la unión dermo-epidérmica", explica Virginie Couturaud, de Yves Rocher. Todo esto significa que la piel se asfixia, porque sus células están llenas de toxinas y pierden la capacidad de repararse en los puntos en los que nuestros gestos más habituales se repiten constantemente. En esas zonas aparecen los precursores de las arrugas: unas líneas que se rellenan por la noche con activos hidratantes, pero que vuelven a marcarse en tu rostro según va pasando el día. Si no las tratas a tiempo, con activos que potencien la síntesis del colágeno y la elastina, el tejido se acabará rompiendo y será imposible hacerlas desaparecer.

La solución: despliega los escudos antipolución

Tu objetivo es enseñar a la piel a defenderse. Porque, aunque empiezas a necesitar activos repulpantes, como el ácido hialurónico, lo más importante es contrarrestar la acción de las agresiones externas como el sol y la contaminación. Tienes que confiar en los antioxidantes, como el resveratrol, el eminol, el ácido ferúlico, los polifenoles de pepita de uva, el extracto de picea o la vitamina C y E, que desafían a los radicales libres. Y en activos vegetales, como el extracto superconcentrado de aphloia, una planta originaria de los Altos de Madagascar que tiene excepcionales capacidades de reparación y protección y que mejora notablemente la barrera de protección natural de la piel.

Elixir Jeunesse Réparation + Anti-pollution Tratamiento Reestructurante de Yves Rocher (21,95 euros). / d. r.

*Artículo originalmente publicado en el número 968 de mujerhoy.

Además...

  • Antiedad: el gran combate

  • Cremas antiedad: a partir de los 20

  • Cremas antiedad: a partir de los 40

  • Cremas antiedad: a partir de los 50

20 de enero-18 de febrero

Acuario

Con el Aire como elemento, los Acuario son independientes, graciosos, muy sociables e imaginativos, Ocultan un punto de excentricidad que no se ve a simple vista y, si te despistas, te verás inmerso en alguno des sus desafíos mentales. Pero su rebeldía y su impaciencia juega muchas veces en su contra. Ver más

¿Qué me deparan los astros?