belleza
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Algo más hundidos o unas líneas de expresión que se hacen notar. O quizá una sensación general de pérdida de lozanía. Ponle freno ya. Una piel radiante es solo cuestión de cuatro pasos, pero tienes que seguirlos a rajatabla para ver resultados.
No vale desmaquillarte un día bien y cinco mal. Ni olvidarte del sérum y el fotoprotector por la mañana porque vas con prisa y de todo por la noche porque te da pereza. A partir de los 35, cada día que no te cuidas añades estrés oxidativo a tu piel y no la ayudas con la regeneración celular. Por eso la notas áspera, rugosa y sin vida. Recupera las buenas costumbres y, si se te hace cuesta arriba, reduce tu ritual a lo esencial.
El limpiador, mejor en bálsamo y con aceites para añadir nutrición.
El sérum, que sea específico para elevar los rasgos.
La crema de día, ultrahidratante, gelificada y acuosa, para que se absorba cuanto antes y refresque.
La crema de noche, cuanto más potente, mejor.
La exfoliación semanal, suave pero que regenere y reafine poros.
Si a tu piel le falta vida, quizá la circulación sanguínea y linfática esté atascada. La solución es ponerla en movimiento con masajes circulares y ascendentes en las mejillas, dibujando una fuente en la frente, y hacia el cuello desde el óvalo. Añade un plus con un aparato de rodillo, como Oils of Life o famoso el Face Roller de cuarzo rosa.
Casi siempre, marca la diferencia. Una mirada entristecida por las ojeras y achicada por las bolsas y las cejas da lugar a una frente y un entrecejo marcados por las líneas de expresión. Despierta tu mirada y tu rostro cambiará. Hazlo con activos que hagan recircular la sangre y los líquidos y con ingredientes que alisen.
Combate la falta de brillo con prebases e iluminadores. Para un efecto glow, usa una gota de iluminador líquido, como Custom Strobing Drops de Lancôme en tono Champagne o SOS Primer Booste D'Éclat de Clarins. "Aplícalo sobre el maquillaje, con unos toques", dicen los expertos de Clarins.