Perfumes: descubre tu esencia

Son las reinas absolutas de las fragancias femeninas y viven un nuevo esplendor. Es por las combinaciones originales que extraen de los bouquets más silvestres toda su magia aromática para contrastarlos con elementos cálidos y sostenidos, como el almizcle o las especias.

Divertidos y sorprendentes en su salida, intensos y voluptuosos sobre la piel, los perfumes gourmand confieren a quien los lleva el genio y el encanto de la eterna juventud. Porque su dulzura se convierte en energía y ganas de vivir de lo más contagiosas.

Se ha convertido, de la noche a la mañana, en la protagonista de las fragancias más deseadas. Los perfumistas modernos juegan con todas sus posibilidades: del crujiente verdor capaz de refrescar un jugo demasiado dulce a la pulpa balsámica que eleva el brillo de una rosa, una peonía o un jazmín.

Culpables irredentos del nuevo furor por las fragancias dulces, su acidez y su impertinencia aportan un punto de deseo infantil y de locura adictiva. Grosellas, moras y frambuesas maridan a la perfección con ingredientes clásicos como la rosa, subliman todas las facetas de las flores blancas y endulzan la trayectoria de la flor de azahar.

Hay que remontarse nada menos que a 1919 para encontrar el primer acorde de esta fruta suave, carnosa y fragante en un perfume que se convertiría en leyenda y referente hasta hoy: Mitsouko de Guerlain. Casi 100 años después, su terciopelo aromático, elegante e intimista se erige de nuevo en maridaje obligado de las fragancias más chic.

Olvídate de la frescura del limón de toda la vida. Estas fragancias ya no se comportan de la misma forma que siempre. Para empezar, porque la lista de cítricos en perfumería se eleva hasta el infinito con variedades como la bergamota, el cedrat o el petitgrain. Y para seguir, porque los narices de ahora se atreven a saltarse todas las normas convencionales y los combinan con madera, ámbar y espuma de mar. Y el resultado es exquisito.

Bebidas imprescindibles de nuestra vida social, sus aromas nos envuelven como un abrazo y nos trasladan a cualquier momento de nuestra existencia en cuestión de segundos con su poder de evocación. No es extraño que se conviertan también en base y pilar de los aromas más personales del momento.