belleza
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Nos puede pasar a cualquiera. Una brisa que engaña, unas nubes que no cubrían el sol tanto como parecía, unas cervecitas que nos tumban en la hamaca en una siesta más larga de lo esperado… Y, a pesar de nuestros buenos propósitos, ¡zasca!, ¡ nos quemamos al sol, nos achicharramos y abrasamos! ¿Qué hacer para controlar esa quemadura solar en la medida de lo posible?
Un chapuzón en la piscina, una ducha corta y fría… Es el primer paso para enfriar la piel.
Una toalla de mano, un paño de cocina limpio, unas gasas de bebé… Empápalas en agua fría y déjalas sobre la piel para refrescarla.
Estar bajo el chorro de agua fría será un placer, pero mejor limitarse a duchas cortas (el agua seca la piel, ¡paradojas cutáneas de la vida!) y con la menor cantidad de jabón posible, especialmente en las zonas afectadas. Al salir de la ducha seca ligeramente la piel con suaves toques con la toalla, siempre sin frotar, y aplica una buena capa de crema hidratante cuando la piel aún está ligeramente húmeda.
Crema. Y más crema. Y after sun. Y aloe vera. Todo vale cuando se trata de rehidratar esa pobre piel quemada. Eso sí, evita las cremas entre cuyos componentes veas la palabra petrolatum, pues si bien hidrata perfectamente, tiene un efecto oclusivo que puede aumentar el calor. En los próximos días, reaplica crema siempre que puedas.
Los analgésicos con acción anti-inflamatoria, como las aspirinas o el ibuprofeno, pueden ayudar a calmar tanto el dolor como la inflamación. Cuanto antes lo tomes tras tu sesión de achicharre, mejor que mejor. Y ya que vas a la farmacia, pregunta si te pueden dar alguna crema calmante específica. Suelen contener una ligera cantidad de cortisona que ayudará a reducir la inflamación.
No hace falta decir que te esperan varios días fuera del círculo solar, ¿verdad? Pero no basta con que estés a la sombra: además te conviene estar en lugares fresquitos, que no aumenten la s ensación de calor de la piel.
Como los peces en el río, bebe, y bebe, y vuelve a beber. Lasquemaduras consumen una cantidad de agua corporal considerable: todo el organismo se lanza a rehidratar, como pued, el área dañada, así que échale una mano bebiendo agua de forma constante.
Cualquier ser humano que conozca el placer culpable que supone tirar de un pellejito sabe que lo único bueno de quemarse es luego poder arrancarse tiras de piel cuando empezamos a pelarnos. Pero, es una mala idea. Muy mala. Muy, muy mala. La piel necesita ahora toda la protección extra que le podamos dar, incluidas esas pielecitas. Déjalas tranquilas, por favor.
Una vez que esté curada la piel, toma precauciones máximas frente al sol. Piensa que tu piel está ahora indefensa y recuperándose de una agresión. Mímala.
Sabemos que no fue tu intención abrasarte y quemarte al sol, que nadie es perfecto y que nunca buscaste acabar roja cual quisquilla,, pero, aprende la lección de verdad, porque aunque la piel se recupere, el daño está hecho. Y no es un daño menor: se considera que haber sufrido cinco quemaduras solares o más duplica el riesgo de padecer melanoma.
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