Seguro que has oído hablar de cosmecéutica, nutracéutica, nutricosmética , etc., y es posible que tengas confusos estos conceptos, así que te ayudamos a despejar tus dudas. Empezaremos explicando lo básico, qué son los cosmecéuticos, para qué sirven y cómo pueden cambiar tu vida.
Son tratamientos tópicos; es decir, no se ingieren. La descripción básica los catalogaría como productos con una función que va más allá que la que tienen las fórmulas tradicionales para el cuidado de la piel, cuyo cometido principal es estético. La descripción de una profesional de esto, como es Inmaculada Canterla, directora de Cosmeceutical Center, nos aclara algo más la cuestión: “Son híbridos perfectos entre un producto cosmético, que embellece la piel, y otro que añade a esta una finalidad terapéutica y demuestra una capacidad de regeneración cutánea superior. En cuanto a los principios activos, hay un gran abanico de productos que serán utilizados dependiendo de la finalidad (retinoides, antioxidantes, vitaminas C y E, hidroxiácidos, factores de crecimiento…). Además, su acción es más activa porque se formulan con los componentes precisos en las concentraciones optimas”.
Sí, hay evidencia científica, avalada por estudios y resultados contrastables, pero no regulación, lo que está favoreciendo engaños hacia el consumidor, según apunta la farmacéutica. “Actualmente, el término cosmecéutico se utiliza, en realidad, en un contexto de marketing, está siendo distorsionado poco a poco en pos de su utilización para finalidades que en realidad no se corresponden, porque la legislación internacional solo distingue entre medicamento (cuando la sustancia está destinada a prevenir o curar enfermedades) y cosmético (si el objetivo es o mejorar la apariencia externa)”.
Canterla, especialista en dermocosmética, nutrición y dietética, y medicina antiaging, es contundente: “Se trata de un producto que contiene ingredientes con actividad biológica. Además, busca la facilidad en la penetración de los activos en la piel y en la bicapa lipídica de las células. Para ello debe disponer del tamaño de molécula idóneo para atravesar dichas barreras, o en su caso sustancias vehiculizantes. Por tanto, en un cosmecéutico siempre se comprueba la eficacia del principio activo, la penetración, su forma de liberación, y el análisis de excipientes, vehículos y coadyuvantes”.
La experta señala que deben adquirirse siempre bajo el asesoramiento de profesionales cualificados que conozcan la fórmula. “Saber cómo actúa cada uno de los principios activos del producto y dónde va a hacerlo es fundamental para que el resultado sea el deseado en el menor tiempo posible. En la mayoría de los casos deberían ser prescritos por personal sanitario cualificado, con un alto grado de conocimiento acerca de la bioquímica de la piel y de la actividad metabólica de la misma, pues el alto grado de concentración y la alta especificidad de algunos de los componentes pueden conllevar reacciones adversas, efectos secundarios no deseados o, simplemente, inactividad, si no son correctamente elegidos”.
Sí, aquí no hay contraindicaciones. “Es una opción para toda persona que quiere un cuidado serio, ordenado, eficaz y responsable de la piel. Para el consumidor que no tiene ningún objetivo claro y que simplemente compra por impulso un producto para la piel, como si fuera un bolso, o prueba cosas sin orden de concierto, pues no”.
Aplicado a este contexto, hay que seguir la máxima del consumo de alcohol: si empiezas con un combinado, sigue con él, mezclar no es bueno. Canterla añade: “Lo aconsejable es que es que todo vaya organizado, porque los tratamientos van ordenados por activos y concentraciones, pero a veces aunque se prescriba un cosmecéutico se puede aprovechar la crema hidratante o el filtro solar que tenga la paciente, a no ser que la composición esté muy mal o interfiera o le perjudique”.
Repaso a la lección: ¿Qué es cosmecéutica? “Cosmecéutica es preguntarse qué tipo de vitamina A lleva el producto que voy a utilizar: retinol o ácido retinoico; o si utilizar el ascórbico o ascorbil palmitato. En definitiva, es conocer el producto, el problema y aplicar la mejor formulación a tal efecto. Principios activos eficaces y eficientes y reducir los productos ‘de relleno’ a la mínima expresión”, concluye Canterla. Vamos, resumiendo: esto es ciencia al servicio de la belleza.
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20 de enero-18 de febrero
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