La infiltración de toxina botulínica para paralizar determinados músculos, sobre todo los del contorno de los ojos y el entrecejo, es una de las técnicas de medicina estética más populares que existe. Es lógico: bastan unos pinchacitos para poner freno a las patas de gallo, elevar las cejas y eliminar el ceño fruncido, y la cara de enfadada que ello conlleva. Pero es tan popular como para que a su alrededor existan numerosos falsos mitos, equivocaciones y errores: descubrimos todo lo que querías saber sobre el bótox, y no te atrevías a preguntar.
Para empezar, hagamos una confesión. En realidad, no deberíamos hablar de Botox, porque este es en realidad un nombre comercial. De la misma forma que Kleenex y Tampax son marcas que han llegado a dar nombre a un producto, Botox es el nombre comercial de uno de los tipos de toxina botulínica tipo A de los laboratorios Allergan. Como explica el Dr. José Vicente Plaza, del Centro Médico Lajo Plaza, “fue este laboratorio, que en su origen estaba dedicado exclusivamente a la oftalmología, el que compró en 1989 Oculinum, la toxina botulínica que se usaba en el blefaroespasmo. Luego le cambiaron el nombre a Botox, palabra compuesta por las primeras sílabas de toxina botulínica en inglés”. Y ya se sabe… quien da primero, da dos veces, y el nombre ha quedado como referencia.
Curiosamente, hay que decir que el bótox específico para estética de Allergan tiene el nombre de Vistabel. Además, hay otras toxinas botulínicas tipo A como Azzalure, Xeomin, Bocouture o Dysport. Algunas son para uso médico, por ejemplo, para tratar blefaroespasmo, migrañas crónicas, espasticidad tras un ictus y otras, para uso estético, como la reducción de arrugas.
La toxinabotulínica bloquea la señal que los nervios envían a los músculos, paralizándolos de forma temporal. Al no poder contraerse, esos músculos se relajan, lo que evita que se formen las arrugas propias de ese movimiento. Se puede usar tanto para suavizar las arrugas existentes –o prevenirlas– como para 'modelar' el área de los párpados y las cejas, dándoles una expresión más despierta y fresca, y con ello, rejuvenecida.
“ Antes de que salga la primera arruga. En este caso, una vez más, prevenir es muchísimo mejor que curar”, dice la Dra. Pilar Benito, directora médica del centro Slow Life House. “La edad depende mucho de la anatomía de cada persona: hay quienes con 25 años ya tienen la arruga del entrecejo marcada. Otras, en cambio, llegan a los 40 sin que se forme. Lo más recomendable es realizar tratamientos muy suaves que eviten que la arruga llegue a formarse, pues esta no deja de ser una 'rotura' de la piel. Es mucho más fácil evitar que aparezca la arruga que repararla una vez instalada”. Otra ventaja es que, si el tratamiento se inicia pronto, de forma preventiva, hará falta menos cantidad de producto y las infiltraciones podrán hacerse de forma más espaciada. ¿Significa eso que, si ya tenemos patas de gallo, es tarde para solucionarlas con bótox? “No”, responde la Dra. Benito. “Siempre se observa una mejora, aunque quizás será algo más lenta”.
“No”, explica el Dr. José Vicente Lajo Plaza. “ Su efecto permanece por un tiempo aproximado de cuatro a seis meses. Los tratamientos repetidos permiten reeducar los gestos y modificar los balances musculares: de este modo conseguimos unos efectos residuales que permanecen aunque los efectos hayan pasado ya”. Lo ideal es hacer retoques ligeros y discretos de forma regular para mantener los resultados y adaptarlos a la fisionomía.
Como explica la Dra. Mar Lázaro, experta en medicina estética, "las miradas ya no se 'planchan', sino que ahora se reducen y difuminan las arrugas, buscando sobre todo alegrar la expresión de los ojos”. A diferencia de hace una década, cuando se buscaba eliminar por completo las arrugas y las cejas se elevaban en exceso, creando una curva de la ceja exagerada que daba una expresión a medio camino entre Mefistófeles y el Joker de Batman, hoy en día se busca un resultado más natural, que 'refresque' la mirada sin cambiar la expresión.
Dependiendo de los deseos del paciente, el médico puede aplicar un poco de crema anestésica en el área del pinchazo para evitar esa molestia.
La dra. Pilar Benito, de Slow Life House, nos lo confirma: “Sí. Se recomienda no tumbarse ni ponerse cabeza abajo en las cuatro a ocho horas posteriores ni tomar un avión en las 24 a 48 horas siguientes, además de no beber alcohol, pero el tratamiento permite reincorporarse a la vida habitual al momento. Quizás pueden quedar unos pequeños moraditos en el área del pinchazo que desaparecen al mismo ritmo que cualquier otro hematoma”.
Sí, el bótox es totalmente compatible con otros procedimientos estéticos como rellenos con ácido hialurónico, peelings, IPL, o revitalización con plasma o con vitaminas entre otros muchos.
No. Se aprecian de forma progresiva a partir de las 36 a 48 horas y los resultados completos están a partir del día 14 postratamiento.
No, no y no. Es un error frecuente y totalmente desacertado. El bótox paraliza los músculos y, por ley, en España solo se puede aplicar en el tercio superior del rostro. Es decir, del nacimiento del pelo al borde de la ojera más o menos. Los labios o los pómulos hinchados y exagerados se deben a rellenos.
Entre los efectos secundarios indeseados está la caída del párpado, que puede durar varias semanas y que se puede corregir con colirios específicos. Puede darse que las cejas queden excesivamente arqueadas (creando una expresión de sorpresa constante) o demasiado picudas. Esto se evita con una correcta planificación del tratamiento, y en caso de presentarse, tiene fácil solución con un pequeño retoque.
Un buen profesional estudia el rostro del paciente antes de infiltrar. Le pedirá que frunza el ceño, que sonría y que realice diversos gestos faciales para conocer mejor su anatomía facial, marcando el rostro con un lápiz antes de pinchar. Actualmente, los expertos prefieren usar dosis más bajas y luego realizar un retoque, trabajando de forma progresiva.
No: deberían evitar el tratamiento todas aquellas personas con enfermedades neuromusculares (miastenia grave, esclerosis laterial amiotrófica), con problemas de falta de tono en los músculos a inyectar, estén embarazadas o en periodo de lactancia, o tengan problemas cutáneos, inflamaciones o infecciones cerca del área de infiltración.
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20 de enero-18 de febrero
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