belleza
belleza
Es la joya de la corona británica. La joya de su perfumería para ser más exacto. Porque la familia real británica la cobija bajo su sello de excelencia, la royal warrant [garantía real], desde hace más de 100 años y asombra al mundo con sus refinados aromas.
Y no es un cobijo interesado que puedan comprar las libras esterlinas. Más bien una simbiosis de la realeza con sus ciudadanos más destacados. “Se trata de una garantía que se renueva cada dos años, no es una distinción vitalicia y que se pueda comprar con dinero”, explican con orgullo indisimulado los empleados de Penhalligon’s en su sede de Londres.
Desde 1870, esta firma de perfumería es también un orgullo nacional, que sus ciudadanos disfrutan de generación en generación, incluso los millennials, quienes suelen responder los test de la web para elegir su perfume ideal y compran frascos más pequeños a precios más asequibles. Regalar un perfume Penhaligon’s es una pequeña ceremonia, una de las muchas que conservan los británicos, como el té o el fish and chips. Les ocurre desde el día que los conocieron.
William Penhaligon no era más que un ambicioso barbero de Cornwall (en el extremo sureste de Inglaterra) que quería prosperar y se trasladó a Londres. Tenía buen gusto y buenas ideas, abrió una barbería junto a las mejores sastrerías de Londres y dejó volar su creatividad... En 1872 creó el primer perfume, Hammam Bouquet. Muy atrevido para la época, se inspiraba en los aromas de unos baños turcos situados en Jermy Street, muy cercanos a su local. En aquella época victoriana, enseñar el tobillo era la sensación en la moda y se leía con admiración Alicia en el país de las maravillas, Guerra y Paz y El capital. Y Penhaligon triunfó. Se había casado, tenía cuatro hijos, creaba perfumes para la reina Victoria y para el resto de la realeza europea, cortaba las barbas de la nobleza y hasta del Sha de Persia...
La combinación de sus ideas e historias ingeniosas, las formulaciones innovadoras y los ingredientes de primera calidad fueron y continúan siendo los tres vértices del éxito de Penhaligon’s, cuyo catálogo se compone de tres familias de perfumes (Heritage, Signature, Trade Routes). A partir de 2106, con la adquisisión de la firma por parte del grupo español Puig, a esas sagas se unió la más especial: Portraits, una familia imaginaria de 12 aromas exquisitos basados en otros tantos personajes que se mueven en torno al matrimonio de Lord George y Lady Blanche y su plácida existencia en la campiña inglesa. De su vida de intrigas, que muestra el árbol genealógico superior, bien pudo ser testigo (o haberla imaginado) el mismísimo William Penhaligon.
El mismo año en el que falleció William Penhaligon, 1902, nació uno de los jugos emblemáticos de la casa, Blenheim Gourmet, un aroma que se mantiene con total contemporaneidad gracias a su frescor cítrico combinado con la fuerza del pino y la pimienta negra. Lo había creado para la familia del duque de Marlborough, a la que pertenecía Winston Churchill (de hecho, nació en el palacio de Blenheim) y es perfectamente unisex, aunque nació para hombre. Otro de los emblemáticos es Gardenia, que fue uno de los favoritos de la princesa Diana, y también Luna, que era el perfume preferido de Elizabeth Taylor.