belleza
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Vamos a reconocerlo: cuando se trata de eliminar el maquillaje más intenso, el agua micelar se puede quedar algo corta. Pero… ¿quién no ha tirado de ella para un desmaquillado exprés o una limpieza inmediata? Pero el agua micelar, que basa su poder de limpieza en la forma en que sus micelas atrapan y captan la suciedad, retirándola sin irritar, tiene más usos. Y alguno, posiblemente, ¡te sorprenderá!
A falta de agua, de jabón y de gel hidroalcohólico… ¡buena es el agua micelar! Es verdad que sale algo caro como alternativa a un lavado de manos tradicional, pero es un buen recurso para una limpieza inmediata. Basta con verter un poquito en el hueco de la mano, repartirla bien y ¡listo!
-¿ Pinceles y brochas sucias? No, por favor. En este caso el agua micelar también puede ser una buena ayuda y contribuir a eliminar restos de maquillaje en poco tiempo. Vierte un poco de agua limpiadora en un cuenco y mueve las cerdas en ella con suavidad, sin tirar del pelo de la brocha.
¿Qué tal como mascarilla descongestionante para ojos? Si te has levantado con los ojos más hinchados que un globo aerostático, empapa dos algodones en agua micelar y déjalos de cinco a diez minutos en la nevera. Después, ponte cómoda, sitúa los algodones sobre los ojos mientras pones los pies en alto y deja que la combinación de agua y frío haga su magia.
-¿ Sin tiempo para ducharte tras el gym? Es el momento de recurrir a un tamaño XL de agua micelar para refrescar no solo la cara, sino también otras áreas conflictivas, como las axilas.
Si esta agua es buena para eliminar el maquillaje de la cara… será también bueno para las manchas de maquillaje de la ropa, ¿no? ¡Efectivamente! El secreto es intentar eliminar la mancha cuanto antes y solo en tejidos resistentes, como el algodón.
Uno de nuestros trucos favoritos con agua micelar es usarlo para atenuar el exceso de perfume. Sea porque hemos probado un perfume que nos horroriza, o porque se nos ha ido la mano con la cantidad y no tenemos intención de asfixiar a quienes nos rodean, empapar un algodón en agua micelar, posarlo allí donde nos hemos ¡rociado! de fragancia es una forma de mitigar la intensidad olfativa.
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