belleza

¿Rostro sensible e irritado? Te enseñamos cómo proteger tu piel del frío

Ya ha llegado. Y con él, todos los problemas que acechan a tu piel: sequedad extrema, mejillas enrojecidas, asperezas impenitentes... Te damos las claves para mantenerlo todo a raya.

Chaqueta y jersey de Bottega Veneta. Pendientes de Aurélie Bidermann. (Haz click en la imagen para descubrir las mejores mascarillas faciales que necesitas este invierno)./ANTHONY ARQUIER

Chaqueta y jersey de Bottega Veneta. Pendientes de Aurélie Bidermann. (Haz click en la imagen para descubrir las mejores mascarillas faciales que necesitas este invierno). / ANTHONY ARQUIER

Laura Requejo
Laura Requejo

A no ser que tengas una piel a prueba de bombas, seguro que enero te ha traído algo más que regalos de Reyes. Esa frente parcheada, esas mejillas irritadas y esa barbilla áspera como la lija son las formas que tiene tu rostro de darle la bienvenida al frío. Porque la bajada de las temperaturas tiene un efecto negativo casi inmediato sobre tu piel : la reseca, la debilita y hace más frágil la barrera de protección natural, con lo que irritaciones y rojeces están más que aseguradas.

No te olvides de que, en realidad, la piel es un órgano (el más grande, por cierto) y tiene unas funciones esenciales que cumplir. Proteger el interior de tu organismo de las agresiones externas, por supuesto. Pero también regular la temperatura corporal para que se mantenga estable y todo funcione sin problemas. Eso significa que si a tu alrededor hace calor, le toca refrigerarse con el sudor. Y que, si hace frío, tiene que modificar su circulación sanguínea para compensarlo. Es justo en ese momento cuando la piel se transforma para adaptarse a las circunstancias con todas las consecuencias que te explicamos a continuación.

1. Neutraliza los daños

Los estragos del frío están en plena floración sobre tu rostro en forma de rojeces, asperezas y sequedad de la que no consigues librarte. Eso es porque en su proceso de adaptación a las bajas temperaturas, la circulación se detiene, los vasos sanguíneos se contraen y la sangre se acumula en ellos. Pero cuando vuelves al interior, con las calefacciones encendidas, se dilatan en cuestión de segundos y el flujo aumenta de forma vertiginosa. Todo ello se manifiesta con un rubor extremo que parece abrasar tus mejillas. Para controlarlo necesitas activos calmantes de alta intensidad, como la avena (por su poder antiinflamatorio) o la centella asiática, el ingrediente reparador y cicatrizante de moda. Conocida también como cica y hierba de tigre, igual reduce irritaciones que desactiva rojeces.

1. Rénergie Multi-Cica Crema Reparadora y Anti-Edad de Lancôme (109 euros). 2. Mascarilla de Leche de almendras con Avena de The Body Shop (20 euros). 3. Centella Sensitive Cica-Cream de Kiehl's (42 euros). / d.r.

2. Refuerza el escudo

Es el mayor problema cuando llegan estas fechas: el frío debilita la barrera de protección natural de tu piel. Formada por células cutáneas unidas por proteínas e impermeabilizadas mediante grasas, es como un muro impenetrable que no deja pasar nada, ni bacterias ni irritantes. Pero el sobreesfuerzo que debe hacer para compensar el frío exterior tiene un efecto devastador sobre ella. Para aumentar su temperatura, la piel necesita energía y usa como combustible los lípidos del escudo. Como se reducen, la barrera se afina, la piel queda más expuesta y peor defendida, y la hidratación se escapa por unas grietas por las que también se cuela el enemigo. Por eso requiere activos reparadores que refuercen la función de grasas y proteínas.

1. Soins Velours aux Fleurs de Safran de Sisley (165 euros). 2. Ampollas Endocare C Proteoglicanos SPF30 de Cantabria Labs (49,90 euros). 3. CR/7 Cream Restorative Remedy de Matriskin (65 euros). / d.r.

3. Cambia de hábitos

- Las duchas, mejor templadas. Estas mañanas heladoras lo que te pide el cuerpo es subir la temperatura del grifo. No te dejes tentar porque es un error mayúsculo. ¿La razón? El agua caliente es muy agresiva con los lípidos naturales de tu piel: los arrastra sin piedad y deja la barrera de defensa natural sin "el cemento" que la mantiene impenetrable. Dúchate con agua templada, que, además, va a activar la circulación sanguínea.

- Crema corporal a diario. Es la forma de reponer la hidratación que pierdes también por debajo de las capas de ropa. Aplícate productos nutritivos en la textura que prefieras, pero hazlo siempre mientras la piel está todavía húmeda. Así penetra mejor y mantiene en su interior la mayor cantidad de agua. Pero solo tienes tres minutos para que sea efectivo. Si no sellas la piel antes, la hidratación empieza a escaparse.

Abrigo de Coach, jersey de El Corte Inglés y pendientes de Aurélie Bidermann. / ANTHONY ARQUIER

- No subas la calefacción. La humedad relativa del ambiente ya está bajo mínimos por el frío. Elevar la temperatura doméstica lo único que consigue es que se reduzca aún más. Lo ideal es mantenerla entre 20 y 21 ºC e incluir un humidificador en tu vida, porque aporta todo el vapor de agua que le falta al aire y consigue recuperar los niveles de hidratación de tu piel.

- No te olvides del peeling. Puede parecer un contrasentido si hablamos de irritación, pero un efecto perverso del frío en la piel es que bloquea el proceso regenerativo. Y las células muertas se acumulan en la superficie. Eso hace por un lado más díficil que los activos penetren y, por otro, que la barrera se debilite más. Exfoliar es la única solución.

4. Pásate a los aceites

Si no te has atrevido hasta ahora, y estás en plena crisis de deshidratación invernal, ha llegado el momento de hacerte fan. Porque los aceites, además de un potente efecto revitalizante, y de reponer las vitaminas (B, F y omega 3) y los ácidos grasos esenciales para la calidad del estrato córneo, consiguen lo más necesario de todo: sellar la barrera para que el agua se quede donde tiene que estar, en el interior de la piel. Nos les pongas pegas porque su aplicación no puede ser más sencilla: añade un par de de gotas a tu crema habitual o a tu base de maquillaje. O frota tres gotas en tus manos para abrir su estructura y presiona sobre la piel para que penetre.

1. Huile de Jasmin de Chanel (110 euros). 2. Orchidée Impériale Aceite Imperial de Guerlain (305,10 euros). 3. Premier Cru Aceite Precioso de Caudalie (58,80 euros). 4. Capture Youth Intense Rescue de Dior (97 euros). / d.r.

5. Emoliente: la palabra clave

Al perder los lípidos de tu piel para compensar el frío exterior, ya no hay nada que retenga el agua en su interior. Y no solo se escapa, además resulta casi imposible reponerla. Eso sucede porque el aire que rodea a tu rostro tiene una gran carencia de humedad y la absorbe de donde puede. Y eso, por supuesto, también incluye a tu piel. Por eso te aplicas la hidratante, pero el efecto apenas dura unos minutos y la tirantez vuelve a hacer acto de presencia. Se trata de un círculo vicioso que solo se puede romper con productos de altísima emoliencia y una densidad lípida importante, como la mítica Crème de La Mer o Skin Food de Weleda.

1. Filaderme Emulsión de Embryolisse (19,50 euros). 2. Skin Food de Weleda (14,60 euros). 3. Edición Vintage de la Crème de La Mer (285 euros). / d.r.

6. Pieles sensibles: cuidado extremo

Cuando tu organismo tiene bajos los niveles de filagrina (una proteína esencial para la síntesis de queratina), todo lo que te hemos contado que produce el frío (irritaciones, deshidratación, rojeces) alcanza niveles catastróficos. Hablamos de palabras mayores, como eccema, dermatitis o psoriasis, que además se manifiestan en máxima plenitud con las bajas temperaturas. Aquí el control requiere activos potentes como el zinc, y reequilibrantes como los probióticos.

1. ProbioSense Bálsamo Probiótico Calmante de Dr. Schrammek (63 euros). 2. Sensibio Forte Crema Calmante de Acción Rápida de Bioderma (19,95 euros). 3. Dermalibour Crema Barrera de A-Derma (15,18 ¬) Ï 4. Life Plankton Sensitive Balm de Biotherm (52 euros). / d.r.

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