Aplicar bien la mascarilla es imprescindible. Retirarla, ¡también! Cada tipo de mascarilla tiene su propio ritual de limpieza y sus secretos para sacarle el máximo beneficio.
Son i-rre-sis-ti-bles. Hay algo hipnótico y adictivo en ir retirando estas mascarillas filmógenas poco a poco una vez se secan. ¿Lo más importante al aplicarlas? Encontrar la cantidad justa –demasiado poco producto y no sale de una vez y si nos excedemos, hace falta dejarla en exceso– y no sobrepasar el tiempo indicado: estas mascarillas contienen algo de alcohol que puede ser ligeramente deshidratante si se mantiene más allá de lo recomendado.
¿Un truco a probar? Aplicar un sérum por debajo de la mascarilla: el efecto oclusivo de la misma ayudará a que penetre más intensamente.
Todas las usarias de este tipo de superboosters de la hidratación lo llevamos haciendo bien desde siempre: lejos de retirarlas por completo, permitimos que el sobrante siga actuando sobre la piel. Eso sí, hacerlo correctamente tiene un pequeño truco: una vez retirado el grueso del producto, se debe presionar un tisú contra el rostro para eliminar el exceso de grasa y dejar tan solo la cantidad justa sobre la piel.
Por cierto… damos por descontando que también se extiende este regalo de hidratación en cuello y escote, ¿verdad? ¡No hacerlo sería una pena!
Para qué negarlo: aplicar una sheet mask no siempre es fácil. Y retirarla puede ser también un poco complicado… Si la mascarilla te ha manchado la raíz del pelo, reflexiona un poco sobre si quieres saltar a la ducha y lavarlo… y así, eliminar todo el efecto hidratante de tu sheet mask. Para evitarlo, o bien recortas la mascarilla antes de extenderla (y asi no llegas a tocar el pelo) o bien aprovechas para aplicarte un aceite nutritivo en el pelo y esperas al menos una o dos horas antes del lavado, de forma que cuidas cara y cabello en un único gesto.
En cualquier caso, no excedas el tiempo de aplicación máximo –suele ser de 20 minutos– y una vez retirada, aprovecha para realizar un pequeño masaje que ayude a que termine de penetrar el producto, ¡pero no solo en la cara! Mima cuello, escote, manos y antebrazos, que agradecerán ese extra.
Se han convertido en ultra populares, ¡y no faltan las razones! La arcilla actúa como un imán, absorbiendo impurezas y sebo, que se quedan atrapadas en el producto. Por eso, no son recomendables para pieles secas, exceptuando quizás áreas muy concretas como la nariz o la barbilla, que incluso en cutis sin gotita de grasa extra, a menudo van por su cuenta.
En este tipo de mascarillas es muy importante escoger muy bien el tipo de arcilla – cuanto más oscura, más intensivo el efecto– y no exceder nunca, nunca, nunca el tiempo de aplicación recomendado, pues solo sirve para deshidratar la piel, que puede sufrir incluso un efecto rebote si siente que le hace falta producir más sebo para compensar el que ha perdido.
¿La mejor forma de retirarlas? Con un algodón o una toalla de tocador ligeramente mojados en agua, acabando con un aclarado final.
¿El acabado perfecto? Aplicar después una loción de tratamiento o esencia, que aportan muchísimos nutrientes y cero grasa, y que penetra al instante aportando una gran dosis de hidratación.
Como las de arcilla, este tipo de mascarillas atrapan la suciedad de los poros y la absorben, con un efecto detoxificante. En caso de tener piel sensible o seca, es mejor limitar su uso a las áreas más grasas, como la zona T o incluso solo la nariz, el área que más sebo produce.
¿Cómo retirarlas? Con agua tibia, aclarando a conciencia hasta que no queden restos. Y después, toca finalizar el tratamiento hidratando la piel.
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20 de enero-18 de febrero
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