Por qué tienes que pasarte ya a los desodorantes sin sales de alumino

Mantener a raya el olor corporal es una de esas cosas que ni te planteas. Hay que hacerlo y punto. Pero en estos tiempos en los que se destierran todos los activos sospechosos de toxicidad y se evita todo lo que compromete la salud de la piel, cómo conseguirlo también importa. Y si hay un elemento en tu neceser que incite a la polémica ese es, sin duda, el desodorante antitranspirante. ¿No lo sabías? Te explicamos por qué y te damos 13 alternativas sin aluminio.

El sudor de tu organismo sirve para regular su temperatura: el cuerpo expulsa agua por las glándulas sudoríparas para que su evaporación refresque tu piel y rebaje el calor. También sirve para eliminar toxinas y mantener la acidez del pH. En las axilas se concentra un tipo de glándulas sudoríparas, las apocrinas, que, además de sudor, secretan feromonas. En ese punto concreto de tu anatomía se unen el olor de estas sustancias (que envían señales primarias olfativas) y las toxinas degradadas por las bacterias en tu piel. El resultado es lo que solemos denominar olor a sudor. Algo que queremos evitar a toda costa para transformarlo en el mucho menos desconcertante aroma a limpio. Y ahí es donde intervienen los desodorantes.

Para evitar que tus axilas huelan a sudor, los desodorantes tradicionales cuentan con tres funciones: perfume para neutralizar el olor; activos antibacterianos para controlar las bacterias que degradan las grasas y las proteínas presentes en el sudor (la principal razón de dicho olor); y sales de aluminio para reducir la producción de sudor. Los dos primeros tienen un objetivo desodorante, el del tercero es antitranspirante, explican los expertos de Weleda. Los desodorantes sin sales de alumnio camuflan los olores no deseados creados por las bacterias con fragancias. Pero tienes que tener en cuenta que no son una alternativa equivalente a los antitranspirantes.

Begoña Zamacois, product manager de Mother & Child, Oral y Sports Care en Weleda. La polémica sobre su seguridad surgió hace unos años. "Se han relacionado con el cáncer de mama y con el Alzheimer, pero no hay estudios con evidencias consistentes", cuenta Zamacois. "Lo que sí se ha demostrado es que las sales de aluminio pueden producir irritaciones y un aumento de la sensibilidad en las axilas", añade Lotte Tinsekopfa, fundadora de la firma de cosmética orgánica Mádara.

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