belleza
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Sabemos que las veinteañeras y treintañeras acuden a las clinicas de estética con los 'selfies' de Instagram de sus estrellas favoritas, con el deseo de conseguir ellas también 'selfies' perfectos. Lo que ahora comenzamos a ver es que sus hermanas mayores hacen exactamente lo mismo, pero con las mujeres ricas y famosas que ven en programas como "Mujeres de Beverly Hills", protagonizado por millonarias amas de casa cuya jornada laboral consiste únicamente en cuidarse, retocarse y embellecerse.
En realidad, a todas les mueve el mismo objetivo: lucir sus mejoras estéticas como símbolo de estatus. Ya no basta con un estilismo de tendencia o un bolso de Hermès o Louis Vuitton para significarse como posible rica. Ahora la urgencia está en mostrar una piel sin mácula, resultado de un carísimo régimen semanal de cuidados; unos pómulos elevados que revelen una estructura ósea afiladamente aristocrática; una boca sugerente, pero sin caer en lo vulgar; nariz recta y cuanto más pequeña, mejor, y un óvalo facial tenso y definido.
El objetivo es que los retoques se noten, con lo que rellenos y botox son las estrellas para conseguir la soñada "cara de rica". Se trata de modificar superficies, tamaños y formas, empezando por borrar las arrugas de expresión (alrededor de 150 euros por área facial y sesión); 'fillers' en labios y pómulos (unos 200 euros por dosis que hay que retocar cada seis o 12 meses) o tratamientos VIP.
Un ejemplo de tratamiento hecho a medida de las ricas y famosas que se hacen, por ejemplo, Paula Echevarría, Blanca Suarez, Eugenia Silva o Vicky Martín Berrocal es el Tacha Signature, que propone una puesta a punto total (tres por 1500 euros). Incluye: luz pulsada, microdermoabrasión, 'flash touch', micropeeling y velo de colágeno y ácido hialurónico. Lujazo.
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