Los coches han hecho mucho por nosotros… pero también están perjudicando nuestra salud. No es que queramos enarbolar aquí la bandera ecológica, que también, pero es que el humo que sale del tubo de escape, además de perjudicar el medioambiente –es uno de los causantes del cambio climático–, también deteriora nuestra piel. Las emisiones de los automóviles y de las industrias están dañando la capa de ozono y esto se traduce en que la radiación ultravioleta está aumentando. ¿Consecuencia? Nuestro cutis envejece prematuramente, por no hablar de que contamos con más papeletas para sufrir un cáncer de piel. Evitar este y otros efectos que tiene la contaminación en la piel está en tus manos, solo tienes que ser atacarla con las mejores armas. Veamos:

• La prueba del algodón es la mejor manera de visualizar el impacto de la polución sobre el cutis, especialmente si vives en una ciudad. Tus poros, aunque no se advierta a simple vista, están sucios, así que aunque no hayas usado maquillaje, sé superescrupulosa con la higiene. Utiliza a diario, p or la mañana y por la noche, un limpiador para despegar de la piel esas partículas minúsculas que deterioran el estado de tu piel.

• La contaminación incrementa el número de radicales libres, que atacan al colágeno y a la elastina, favoreciendo la aparición de arrugas y la flacidez. Si no quieres que estas moléculas malignas ganen la batalla, aplícate a diario una crema que contenga antioxidantes y vitamina C para frenar el envejecimiento.

• Una de las consecuencias de la polución es que daña el ADN de la piel y entorpece la regeneración celular. Activa esa función con exfoliantes o tratamientos con ácido glicólico, que ayudan a retirar las células muertas y a que la piel respire.

• La polución asfixia los tejidos, por el menor aporte de oxígeno, y eso se traduce en una piel apagada y cetrina. Quita esa capa grisácea de tu cara con fórmulas que incorporen vitamina A y E y consigue un cutis más iluminado.

• Los especialistas alertan de que la combinación de la contaminación y una mayor incidencia de los rayos ultravioleta pueden llegar a sensibilizar la piel y volverla más irregular. Para esto solo hay dos soluciones, e vitar las exposiciones excesivas al sol y utilizar a diario un fotoprotector con un índice de 30, como mínimo.

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