Los cuidados que tus pies necesitan antes de calzarte las sandalias

Con la llegada de este verano adelantado, la operación destape… de pies ya está aquí. ¿Que todavía no te has puesto? Muy mal, porque los pies, al igual que la cara, necesitan sus tratamientos todo el año , no solo cuando quieres presumir de ellos. Y, por cierto, el esmaltado no lo es todo. Vayamos pasito a pasito…

Esto es algo más que cortarte las uñas cuando empieces a ver agujeros en los calcetines. No lo resuelvas con un corte de tijeras mal hecho antes de irte a la cama. Tómate tu tiempo, córtalas rectas para que no se encarnen las uñas y lima los bordes para que no se astillen. Y, por cierto, modérate con las lacas permanentes, porque aplicadas durante largo tiempo pueden hacer que las uñas se vuelvan más finas y quebradizas.

Después de ducharte o de pasar por los vestuarios del gimnasio, sécate bien los dedos y las plantas, ya que unos pies húmedos son un foco que bacterias. Lo de menos es que provoquen mal olor, lo peor es que acabes con hongo o un papiloma, un virus que no es nada fácil de quitar y, además, resulta muy contagioso.

Este gesto básico en la cara también deberías extenderlo a los pies si quieres evitar durezas y esa piel de sapo que va a dejar al descubierto tu desidia cuando te pongas las chancletas. Si estás ya en un nivel de aspereza importante, opta por cremas que contengan manteca de karité.

Únicamente nos preocupamos por ellos cuando ya es tarde y las grietas han hecho su aparición. Para que esto no ocurra aplícate eso de más vale prevenir que tener que curar. Cada dos semanas hazte una ligera exfoliación con un producto scrub o con un rodillo eléctrico y después aplícate una crema muy emoliente para reparar la piel.

Controla la sudoración excesiva de los pies, usa un calzado que transpire y calcetines de fibras naturales si vas a hacer deporte. Saltarse estas normas tiene sus consecuencias en forma de rozaduras, ampollas o alteración de la barrera de protección de la piel.

A tus pies también les gustan los masajes, así que dáselos; no te costará nada hacerlo a última hora del día, mientras estás tumbada en el sofá viendo la tele. Conseguirás reducir la tensión muscular que acumulan después de soportar a diario todo nuestro peso.

No hace falta que lo digamos, porque seguro que lo has notado: las altas temperaturas hacen que nuestros pies se hinchen. Si quieres evitarlo, combina baños fríos y calientes para mejorar la circulación sanguínea.

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