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Es el único activo antiedad que ha demostrado su eficacia durante más de 40 años. A día de hoy no le gana nadie. Porque el retinol es capaz de conseguir muchas cosas y todas buenas. “Reduce y alisa las arrugas, suaviza la textura de la piel y mejorar notablemente su firmeza, atenúa las manchas, controla el exceso de sebo, reduce el tamaño de los poros, elimina las imperfecciones, y recupera la juventud del contorno y del grosor de la epidermis”, enumera Elena Aparicio, directora Científica y de Formación de SkinCeuticals. Y no menos importante, es capaz de reparar el daño solar en la piel. El problema es que su uso conlleva cierto sacrificio por tu parte. Te ponemos en antecedentes.
El ácido retinoico, la forma más pura de vitamina A, se usa desde los años 70 para luchar contra el acné. Desde el principio demostró su potencial como ingrediente antiedad: era capaz de activar la regeneración celular en las capas superficiales de la piel y, al mismo tiempo, estimular la producción de colágeno y elastina en su interior. Pero tiene un problema: es altamente irritante. Así que se sigue usando, pero solo bajo estricta prescripción médica. El retinol es una forma distinta de vitamina A. “Es un precursor del ácido retinoico. No es la molécula activa, sino un agente tópico que se transforma en dicha molécula cuando se introduce en las células de nuestra piel”, explica Aparicio. Y en ese momento es cuando activa el proceso de regeneración.
Lo malo es que, mientras trabaja, también produce sequedad, descamación y cierta sensibilización. Por eso cuando te lo aplicas notas que la piel pica, escuece y se irrita. “Es una reacción normal, porque el retinol necesita un periodo de adaptación”, señala la responsable de SkinCeuticals. Lo ideal es empezar por usarlo en porcentajes bajos solo dos días a la semana y siempre por la noche. E ir añadiendo más días poco a poco, hasta que la piel se acostumbre y lo acepte mejor. “Aunque la tirantez va a persistir porque el retinol también reduce la síntesis de grasas”. Por eso necesitas un extra de nutrición cuando conviertes a este activo en la estrella de tu rutina. “Y un buen protector solar, ya que, al reducir el grosor del estrato córneo, la piel está más expuesta”, concluye la experta.
1. Para empezar: La formulación es esencial. La de Originis es suave y perfecta para principiantes. SkinCeuticals contiene tecnología de retinol encapsulado en matriz de gel acrílico, para una liberación lenta que mejora la tolerancia.
2. En cápsulas: Estas monodosis se aseguran de mantener aislado del exterior todo su potencial. Las ceramidas de Elizabeth Arden reponen la grasas que se pierden por acción del retinol y Darphin lo formula en aceite por esta misma razón.
3. Para pieles sensibles: Neosensina es lo que aporta La Roche-Posay para calmar la sensibilización cutánea. Avène confía en el retinaldehído, una forma no irritante de retinol que, además, incorpora un propulsor, la O.G.G.
4. Para desafíos antiarrugas: Muy efectivo a medio y largo plazo, L’Oréal lo incluye en forma de Pro-retinol, que no provoca rojeces. Estée Lauder lo ha formulado con sistema de estabilización y de liberación prolongada que alarga su efecto.
5. Para las que lo quieren todo: En su versión más potente, el retinol es solo para pieles que no reaccionan ante nada. El de Clinique es vitamina A fresca que se añade a tus cremas. El de Medik8 une dos moléculas, Retinyl-retinoate y cristal de Retinaldehído.
1. Antes: Usa un limpiador suave y sin detergentes, que elimine completamente suciedad y residuos de otros productos.
2. Después: Espera 15 minutos tras darte el retinol y aplica una hidratante nutritiva para contrarrestar la sequedad que provoca.
3. Al día siguiente: El retinol fotosensibiliza la piel, así que un protector solar con SPF alto es casi obligatorio.
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