¿Si no te vistes con la misma ropa que tu chico, por qué te aplicas el mismo protector solar? Vale, en una situación de emergencia cualquiera sirve, porque aunque no sea el más adecuado, mejor ese que ninguno, pero si tienes la posibilidad, elígelo a conciencia. El protector solar debe ser un traje personalizado, así que ve tomándote estas medidas para que te quede como un guante y conviértelo en un básico de tu armario de verano.
Primero tienes que saber de qué fototipo eres. Hay seis. El 1 se corresponde con pieles muy blancas y con pecas, que no se broncean nunca, pero se queman rápidamente, por lo que es obligatorio elegir un solar con SPF (factor de protección solar) 50. En el otro extremo, el fototipo 6, se refiere a pieles negras sin pecas, que no se queman nunca y se broncean con facilidad. Aquí puedes bajar a un SPF20. Y entre los dos, los grados intermedios, que nunca deben bajar de un SPF30 y que conviene que comiencen los primeros días con un SPF50.
No te tumbes sin más en la toalla. Antes calcula cuánto puede resistir tu piel sin que se queme y, avisamos, esto no es uno de esos retos absurdos que circulan por la red. Si tu piel tarda cuatro minutos en ponerse roja sin protección, tendrás que multiplicar ese tiempo por el número del SPF del producto. Por ejemplo, si te aplicas un fotoprotector con un SPF30, la capacidad de defensa de la piel ante el eritema será de 120 minutos, así que no te la juegues.
Entonces asegúrate que el fotoprotector que compras es de amplio espectro. Esto significa que te tiene que proteger de toda la radiación. ¿Te pierdes en esto? Pues es muy fácil. En el bote debe figurar que protege frente a los rayos UVA, que son los que provocan el envejecimiento y las manchas de la piel; a los UVB, que son los causantes de las quemaduras y del melanoma; y los infrarrojos(IR), que tienen una mayor longitud de onda, por lo que llegan a las capas más profundas de la piel y dañan el ADN de las células.
Para eso tendrás que fijarte en el tipo de filtros que lleva el fotoprotector. Los filtros físicos o minerales no se absorben, por lo que son los más recomendables para las pieles sensibles y para los niños. Funcionan como si fueran un escudo, pues lo que hacen es que los rayos reboten. Los filtros químicos penetran en la piel y lo que hacen es absorber la energía solar y neutralizarla.
Hazte esta pregunta, porque es importante. Si eres de las que va a la playa pero no pasas del chiringuito o de la tumbona, te servirán casi todos. Pero si te vas a meter en el agua, elige una fórmula wateresistant (actúan durante 40 minutos de inmersión) o waterproof (aguanta 80 minutos), para que el reflejo del agua no queme tu piel, porque esas gotas sobre tu piel actúan como si fueran una lupa y potencian la quemadura. Y si lo que quieres es que te proteja mientras haces ejercicio al aire libre, compra un producto sport, que están hechos a prueba de sudor y que si se desplazan no pican en los ojos.
En el mercado hay un montón de opciones de texturas, y normalmente, es una cuestión de gustos, pues todas están formuladas de manera segura y eficaz. En todo caso, por lógica, si tu piel es grasa, lo mejor es que escojas f órmulas con efecto seco, como geles o mousses. Si es seca, como tomar el sol produce deshidratación, lo mejor es que optes por cremas untuosas o aceites. Y, si quieres un plus, busca fotoprotectores antienvejecimiento, antimanchas o especiales para pieles sensibles.
Y ahora que tienes resueltas todas las dudas para no equivocarte a la hora de comprar el fotoprotector, solo falta una cosa: que no te olvides de aplicártelo ningún día, aunque no vayas a la playa este verano.
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20 de enero-18 de febrero
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