Si hay una zona de nuestro cuerpo que tiene aguante son los pies , y no lo decimos porque soporten todo nuestro peso, que también, sino porque los descuidamos y solo les hacemos caso cuando la cosa se pone fea. De hecho, si no cuidamos la piel de los pies, se va engrosando y se vuelve áspera. Y no solo eso. Seguro que sabes de qué otras cosillas te hablamos, pero igual no sabes cómo evitarlas. Nosotras salimos al rescate y te decimos cómo proceder para que presumas de pedicura en la playa… y en las clases de yoga. ¡Fuera calcetines!
Resistirse a la tentación de andar descalza por casa cuando el calor aprieta es difícil, pero hay que intentarlo. La recompensa es unas plantas de los pies suaves, limpias y envidiables. Y si no puedes resistirte al placer de caminar con los pies desnudos, y las durezas hacen su aparición, minimízalas de esta manera: sumerge los pies durante 15 minutos en agua templada, sécalos bien, usa con cuidado una piedra pómez o una lima antidurezas y acaba con una crema emoliente específica para pies.
Lo fácil es usar un callicida, pero eso no significa que sea lo mejor. Si no te vas a poner en manos de un podólogo, evita experimentar tú sola con este producto en casa, pues es un ácido que puede provocar quemaduras de segundo grado en la piel si no está bien utilizado. Para eliminar los callos sigue la misma pauta que con las durezas, porque los callos son también un tipo de dureza, aunque dolorosas y ocasionadas por el roce de un zapato, que hace que la piel se hiperqueratinice. Conclusión: para evitar que salgan, elige un calzado adecuado, que no oprima los dedos.
Con el calor los pies sudan más y eso provoca rozaduras y ampollas. La fricción del calzado contra la piel y las quemaduras por falta de fotoprotección suelen estar detrás de estas lesiones, así que cuando sientas un calor intenso en la zona, toma medidas cambiando de zapatos y reaplicándote bronceador, no esperes a que se levante la piel. Ya sabes, prevenir siempre es mejor que curar… Pero si no llegas a tiempo, y el mal ya está hecho, limpia la zona con jabón neutro y solo en caso de que la ampolla sea gigantesca y te impida andar, drénala con una aguja desinfectada, ponle un antiséptico y tápala con una gasa antiadherente.
¿A quién no le ha pasado eso de ponerse unas sandalias y al salir de casa darse cuenta de que se te ve un talón que ni el de Aquiles? Esta piel tiene tendencia a cuartearse si no está bien hidratada. Eso es lo único que te está pidiendo, que le apliques una crema específica de pies (las que contienen urea o manteca de karité son especialmente recomendables por su untuosidad y capacidad de hidratación), porque es 50 veces más gruesa que la de la cara, para que se mantenga elástica y suave. Fácil, ¿no?
Si te han salido, sentimos decirte que solo el especialista conseguirá acabar con ellos, y esta, por lo general, es una tarea larga, aunque no es dolorosa. Para no llegar a este extremo, vigila la higiene, mantén los pies secos y nunca jamás andes por las piscinas o vestuarios sin llevar puestas las chancletas.
Ahora, por fin, podrás hacerte ese selfie imprescindible del verano: inmortalizar tus pies al borde la piscina.
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20 de enero-18 de febrero
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¿Qué me deparan los astros?