Cómo proteger bien del sol a los niños en la playa y controlar todos los riesgos

¿Quieres llevar a tu bebé de vacaciones y tienes dudas con la playa? La respuesta es siempre no, nada de sol en verano. Ni siquiera deberías ponerle fotoprotector si tiene menos de seis meses, según recomiendan los pediatras y dermatólogos, porque la función barrera de su piel todavía no está desarrollada.

Entonces, ¿qué puedes hacer? Mantenerlo completamente alejado del sol y no llevarlo a la playa hasta que esté a punto de esconderse en el horizonte. De hecho, hasta los dos años, los niños no deberían exponerse a la radiación UV, ya que incide sobre su piel todavía inmadura de forma directa e indirecta (ten en cuenta que se refleja en la arena y el agua), y, además de quemarse más fácilmente, puede sufrir daños irreversibles en su ADN.

A partir de los tres sí que pueden exponerse al sol, pero eso no significa que no haya riesgos. Al contrario: "Una única quemadura solar con ampollas en la infancia aumenta más del doble las posibilidades de que una persona desarrolle un cáncer de piel a lo largo de su vida", aseguran desde la Campaña Euromelanoma de la Academia Española de Dermatología y Venerología (AEDV).

¿Cómo lo proteges? Con un mono de baño de manga larga con tejido de protección equivalente a SPF50. A eso añade gorro y gafas de sol con protección UV. Y, por supuesto, solares pediátricos con filtros minerales y de amplio espectro (para que cubran también los rayos UVA) que además sean muy resistentes al agua. No los lleves a la playa entre las 12 y las cinco de la tarde y reaplica el fotoprotector cada dos horas.

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