La armonía de las proporciones es, desde la antigua Grecia, la clave de la belleza clásica. De hecho, existe una verdadera obsesión por acomodar los rasgos sobresalientes a una escala tradicionalmente considerada bella. Incluso en estos tiempos de reconocimiento a la belleza menos convencional, la fiebre por alcanzar el ideal de la "proporción divina" no deja de aumentar. De hecho, cuando mejores y más baratos son los procedimientos estéticos, más se recurre a ellos. Por ejemplo, a la perfimodelación, una técnica especialmente pensada para lograr la armonía general del rostro.
La divina proporción, una elaboración de Leonardo da Vinci recuperada por las clínicas estéticas, es 1,618 o el número phi. A partir de este número, el cirujano maxilofacial estadounidense Stephen Marquardt creó una máscara con la que medir la belleza (la armonía) en un estudio de Bioestadística del Centro Médico de la Universidad de Nebraska. Su investigación incluyó famosos. Amber Heard y Brad Pitt se colocaron en lo más alto de la lista de bellos. Entre las famosas, también llegaron al top ten Kim Kardashian, Katy Perry, Marilyn Monroe, Helen Mirren, Scarlett Johansson, Salma Hayek o Kendall Jennner.
Gracias a la perfimodelación es posible corregir un mentón retraído, prominente, reducido o cuadrado en exceso o una nariz aguileña o con punta caída. También se soluciona la desproporción entre el labio superior e inferior o una estructura cóncava o convexa en la frente. El tratamiento recurre a pinchazos de ácido hialurónico de distinta densidad según la zona. No se puede decir que sea doloroso, aunque quizá sí molesto: se aplica una anestesia tópica que paliar el dolor. Normalmente son necesarias tres sesiones para alanzar los resultados deseados, pero como el hialurónico es reabsorbible, es necesario retocar el trabajo cada año. ¿Precio? En la clínica Mira+Cueto de Madrid, a partir de 700 euros.
20 de enero-18 de febrero
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