A la hora de cuidar el aspecto y la salud de nuestro rostro, y establecer una rutina de productos que nos ayuden a que esté perfecta, es importante identificar los efectos que tienen en nuestra piel. Dar con los cuidados que necesitamos no es fácil y podemos encontrarnos con ingredientes que, en vez de ayudar, nos causan nuevos problemas.
Uno de los contratiempos más habituales es la repentina aparición de arrugas. O mejor dicho, las líneas y arrugas de nuestro rostro se acentúan, haciéndose más visibles, y destacando donde antes quizá no se veía nada. Esto sucede porque nuestra piel está deshidratada, y no porque no la hidrates convenientemente, sino porque los ingredientes de tu limpiador no son los correctos.
Los limpiadores también pueden ser nuestro enemigo. /
A diferencia de las cremas o sérums, los limpiadores pueden contener surfactantes espumantes que daña los aceites naturales de la piel y debilita su hidratación. En un primer momento la sensación de limpieza puede ser perfecta, pero es importante prestar atención a la hidratación y la elasticidad de la piel, en ningún caso debe sentirse tensa.
Los ingredientes naturales son menos perjudiciales para nuestra piel /
Para evitar estos inconvenientes solo tenemos que decantarnos por un limpiador con surfactantes naturales como aminoácidos, que tenga un ph bajo y cuente en su fórmula con ingredientes calmantes e hidratantes como el extracto de aloe, el aceite del árbol del té o de manzanilla.
La combinación de extractos de plantas y otros ingredientes naturales permite que la piel esté limpia y sin impurezas, reduciendo los poros abiertos y regulando la secreción sebácea. Fórmulas con las que podremos proporcionar a nuestra piel la doble limpieza diaria que necesita, sin miedo a que algunos ingredientes del limpiador le priven de aceites esenciales.