Sus aromas encienden la mecha de la memoria, evocan momentos sublimes y relatan tu propia historia. Captadas por la genialidad del perfumista (ese ser capaz de embotellar las emociones), los aromas poseen la habilidad de contagiarnos de ilusión, templanza y vitalidad. Comparte ahora su magia con la mujer que más quieres, admiras y resperas: tu madre. ¿No sabes por dónde empezar a elegir? te damos las claves de los florales más comunes:
Los perfumes con base de rosa: esta flor se reinventa como por arte de magia. Puede ser fresca y frutal, pero también pura pasión. Depende de la variedad: la damascena es vibrante; la centifolia de Grasse, alegre y ligera; y la búlgara, potente y luminosa.
Cuando mandan las flores blancas: azahar, jazmín, magnolia, nardo o lirio del valle. Tienen en común una historia olfativa de sensorialidad y ternura, pero también de emociones a flor de piel, arrebatos de cariño y sensualidad al natural.
Pétalos nobles y flores poderosas: el refinamiento minimalista de la peonía, el eclecticismo intelectual de la orquídea o el linaje aristocrático de la flor de lis. Todos ellos aportan prestancia y originalidad a unas fragancias que hacen de la intensidad su razón de ser.
Ramilletes silvestres: ¿recuerdas la sensación de frescura y libertad absoluta de unas flores recién cortadas en un paseo por la campiña?. Usa esa memoria como un potente antídoto contra el desánimo. Un soplo de naturaleza que huele a verde y a mimosa, a lavanda y a violeta.
Perfumes de rosa: Izia de Sisley
Reinterpreta la rosa esencial en clave solar, moderna y ultrafemenina. Izia de Sisley (83 €).
Perfumes de rosa: Miss Dior Rose N'Roses
Crea un mix de pétalos y muguet que es pura audacia. Miss Dior Rose n’Roses de Dior (116 €)