Durante el confinamiento las personas se han dividido en dos grupos: las que han aprovechado el encierro para cuidarse tanto por dentro como por fuera, siguiendo una dieta saludable, haciendo ejercicio y cumpliendo con una rutina de belleza diaria en la que no ha faltado la aplicación de, al menos, una mascarilla semanal, y las que han decidido cocinar alimentos calóricos, repostería y tomarse la cuarentena para descansar sobre el sillón lo máximo posible. Si perteneces al segundo conjunto deberás saber el consumo excesivo de azúcar, alcohol o comida basura no solo afecta a la báscula, sino que sus daños también se notan en tu piel, tanto a corto como a largo plazo.

Azúcar

“Su excesiva ingesta provoca envejecimiento prematuro, hinchazón, pérdida de tono y luminosidad y empeoramiento en casos de acné. Todo ello se debe a un proceso llamado glicación que hace que el azúcar en sangre se una a las proteínas para formar unas moléculas dañinas que afectan al nuestro metabolismo”, asegura Patricia Cuenca, directora técnica del Centro Oxigen. “ El colágeno y la elastina son los más perjudicados por la sobredosis de este dulce. Una vez dañados sus fibras se vuelven más secas, quebradizas y débiles, lo que desencadena en la formación de arrugas y flacidez”, añade.

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Alcohol

“Hay que tener cuidado sobre todo con el destilado, ya produce envejecimiento prematuro de la piel” advierte el doctor José Vicente Lajo-Plaza, del Centro Médico Lajo Plaza. De hecho, el rostro de las personas que consumen dosis altas de alcohol con asiduidad suele tener un aspecto envejecido y demacrado. Además, “cuando se llega a desarrollar daño hepático la piel se vuelve opaca y de un color pálido y amarillento. El alcohol también provoca una disminución de la actividad del sistema circulatorio, requerida para la adecuada irrigación y nutrición de los tejidos”, concluye el doctor.

Comida basura

“Aparte de no aportar a la piel las vitaminas, minerales y nutrientes que necesita, una dieta rica en grasas saturadas e hipercalóricas produce una alteración en el metabolismo lipídico que afecta a la grasa de la piel”, afirma. ¿Las consecuencias negativas? “Empeorando el acné, la dermatitis seborreica y, por mecanismos inflamatorios, la psoriasis”, agrega.

Tabaco

“El tabaco aumenta los radicales libres, que dañan las membranas de la células. Además, altera el equilibrio entre la elastasa y su mayor regulador, el inhibidor de la alfa 1-proteinasa. Esto provoca la ruptura de las fibras elásticas de la piel y disminuye la producción de colágeno”, argumenta Lajo-Plaza. Y por si esto fuera poco, “la nicotina también provoca vasoconstricción y una disminución de la circulación periférica y el monóxido de carbono del humo restringe la capacidad de transporte de oxígeno por la sangre para que llegue a la piel”, adiciona. ¿Las consecuencias? “ El color de la piel de los fumadores suele ser más pálido y tira al amarillo grisáceo, y sus arrugas son diferentes: más estrechas, profundas y con los contornos bien marcados”.

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