belleza
belleza
La pandemia nos ha hecho temerosas. Ahora nos pensamos más ir a los centros de estética, a la peluquería y hasta a la consulta del dentista, aunque sean sitios infinitamente menos concurridos que los supermercados o los restaurantes y estén hiperprotegidos. Sé cautelosa, pero no dejes de cuidarte. La seguridad en estos establecimientos está garantizada. Como recuerdan desde la Asociación Nacional de Perfumería y Cosmética (Stanpa), “el sector tiene muy arraigada la cultura de la desinfección y está muy habituado a la utilización de productos desechables”.
¿Miedo a hacerte una limpieza de cutis o a seguir con tu tratamiento de radiofrecuencia? Ve tranquila. Si ya antes los centros estéticos ofrecían una atención individualizada, ahora más. Se está aplicando la regla 1–1–1 (una cabina, un cliente, un esteticista). El uso de mascarillas (y gafas protectoras o pantalla facial, cuando proceda) y guantes, el lavado frecuente de manos junto con la aplicación de gel hidroalcohólico y la ventilación del lugar y desinfección son gestos ya implantados. En algunos sitios, como Face Madrid, extreman aún más las precauciones y facilitan un EPI (equipo de protección individual) y unas calzas. Carmen Navarro ha instalado máquinas de ozono y alfombrillas desinfectantes a la entrada. Y antes de cerrar la cita, hay que responder un cuestionario online, a partir del cual se realiza un diagnóstico.
En los salones de peluquería tampoco hay lugar para la improvisación, así que acude sin temor alguno. En Maison Eduardo Sánchez incluso han adoptado el sistema de burbujas de los colegios, con equipos de trabajo estables. Y el sector ha elaborado la Guía de recomendaciones higiénico sanitarias, que cuenta con el reconocimiento del Ministerio de Sanidad. La atención es personalizada, hay que pedir cita y todo está controladísimo. Además de las medidas comunes a las clínicas estéticas, se organizan los flujos de personas dentro, en tocadores y espacios de lavado se dejan puestos vacíos, se colocan protectores de plástico en las prendas del guardarropa y la zona de retail solo puede ser manipulada por el estilista. Y aunque han vuelto a algunos salones las revistas y tablets, si quieres entretenerte, mejor llévate tu propia lectura. Por último, cuando vayas a pagar es preferible que uses la tarjeta o, mejor, sistemas contactless para evitar tocar el dinero, que ya de por sí es un foco de bacterias importante.
Se habrá preparado con antelación la cabina e higienizado los productos, aparatos e instrumentos que se usarán en la sesión.
Se aconseja el uso de toallas desechables. Y sillones y camillas deberán cubrirse con material de protección desechable. En caso de usar fundas textiles, se deben lavar tras cada uso a más de 60 ºC.
Las cremas han de extraerse con una espátula, un bastoncillo o un hisopo.
Se proporcionará al cliente una bolsa o recipiente individual para que deje sus pertenencias.
En los tratamientos faciales, el cliente se retirará cuidadosamente su mascarilla ya en la camilla y se higienizara profundamente el rostro.
Eso de entrar a una perfumería y probar todo lo que encuentres en los estantes es historia. Según Paola Gugliotta, máster en dermocosmética y fundadora de Sepai y APoEM, cree que usar pinceles no esterilizados para aplicarse un colorete o ponerse un labial sobre el dorso de la mano son gestos difícilmente recuperables. En Sephora ya no se quita el celofán de los testers de maquillaje para dar a probar producto ni hacer looks en facecharts y se han cancelado los cursos en tienda, pero cuentan con el servicio Click & Collect y atienden pedidos por teléfono. La división de lujo de L’Oréal ha desarrollado medidas que dibujan la perfumería del futuro, como señala Ana Jaureguizar, directora general de esta unidad: “Por medio de Modiface, un sistema de realidad aumentada, las consumidoras se prueban el maquillaje a través de tablets o móviles con códigos QR y reciben por mail un ritual personalizado”.
Sigue también unas normas de buen uso. No metas los dedos en las cremas, es un riesgo para tu piel; utiliza una espátula o compra productos en envases airless, que al impedir que el producto entre en contacto con el aire y con tus manos evita su oxidación y contaminación. Guarda los productos en un sitio adecuado. La farmacéutica Rocío Escalante explica que el baño no es el mejor lugar: “Las variaciones de temperatura y la humedad pueden alterar las formulaciones, por eso los cosméticos más delicados es preferible tenerlos en otro sitio, fresco y seco. También hay que evitar que les dé el sol directamente”.