belleza
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Es uno de los rasgos que más se realzan en las caras 'tocadas' por la magia de los tratamientos estéticos. Los pómulos se han convertido en el centro de atención facial, a veces incluso de manera indirecta: al aplicar los hilos tensores que elevan las cejas y tensan la piel de los párpados para conseguir ojos de gata, pueden llegar a marcarse los pómulos ya afilados. Eso sí: quien los tenga normalmente refugiados tras unos carrillos más o menos mullidos no puede esperar milagros del ácido hialurónico u otros procedimientos tensores. Su último recurso es el favorito de las famosas: extraer la grasa que acumulamos en las mejillas desde el interior de la boca.
Cuidado: no todo el mundo puede acceder a esta intervención. En realidad, si no tienes los carrillos suficientemente acolchados no tiene ninguna utilidad. Porque de lo que se trata es de extraer la grasa para conseguir unos pómulos más afilados y si no tenemos la suficiente no lograremos el efecto deseado. La operación es sencillísima, no alcanza prácticamente la hora de duración. Y la cicatriz queda por dentro, con lo que no tenemos que preocuparnos de las huellas.
Más cosas positivas si tu médico estético determina que eres una buena candidata para esta intervención: probablemente te irás en el mismo día a casa, pues es raro que requiera hospitalización y se realiza con anestesia local. Los precios varían bastante de una clínica a otra, pero un precio habitual puede rondar los 1.200 euros. Algo interesante: si después de la operación el paciente no termina de acomodarse a su nueva cara, puede volver a infiltrarse grasa en la zona. Es una intervención totalmente reversible.