
así funciona
así funciona
Con pocas horas de diferencia, Eugenia Silva y yo hemos visitado un conocido salón de belleza en Madrid para hacernos el mismo tratamiento corporal y quemar grasas. Esto solo puede significar dos cosas: que ambas hemos sido buenísimas personas en 2024 y merecíamos un autorregalo a la altura o que no hemos conseguido recuperar una rutina saludable tras comenzar el año. No sé tú, Eugenia, pero en mi caso, y con creces, lo segundo.
Allá adonde va Eugenia Silva yo voy, así que pido cita (un día después que ella, me cuentan) en The Beauty Concept, un centro de estética en Ortega y Gasset al que acuden famosos tan dispares como Bárbara Lennie, Violeta Mangriñan o Juan Betancourt. Quiero probar Accent Prime, «su» protocolo remodelador y que –a la vista está– le funciona. A priori no es ni invasivo ni molesto, y pienso que qué bien porque soy más fan de un masaje drenante que de una máquina.
• Se trata de un dispositivo que combina ultrasonidos, para disolver la grasa localizada y la celulitis, y radiofrecuencia, para reafirmar la piel y conseguir un efecto lifting gracias al calentamiento de los tejidos (alcanza los 41 grados).
• El diagnóstico. Es fundamental para poder personalizar el protocolo. Comienza el interrogatorio por parte de la esteticista: «¿Qué te preocupa? ¿Alguna zona concreta?». Yo: «La barriga, por los embarazos». Me comenta que tengo una buena fisonomía y le espeto que ¡me lo trabajo! «Hago entrenamiento de fuerza dos veces a la semana». «Se nota (aquí mi sonrisa de orgullo y satisfacción)». «¿Llevas una alimentación equilibrada? Agua: ¿cuánta bebes?». No le digo que los fines de semana la cambio por cerveza pero sí que me tiro al barro. «¿Alergias, problemas médicos, marcapasos?». Todo en orden.
La experta comienza a palpar mi abdomen: «Aquí (debajo del ombligo) vamos a tensar para que la piel se vea más bonita. Y en la cadera alta hay un poco de grasa. Es normal, en mujeres, que se acumule en esta área. Luego pasaremos a las piernas». Le pregunto para qué zonas del cuerpo es más eficaz Accent Prime y me cuenta que sirve para brazos, piernas, glúteos y espalda, en concreto para esos flancos de grasa que asoman por debajo de la tira del sujetador como dos mullidos squeezes.
La modelo Eugenia Silva se hace el tratamiento Accent Prime durante todo el año para mejorar y prevenir la grasa localizada. /
Hay clientes empollones como Eugenia, de todo el año, y luego estamos los de la repesca, que nos acordamos del cuerpo a la vuelta de vacaciones. Los primeros siempre ganan. «Lo idóneo es hacer un bloque de 10 sesiones, una a la semana, y una de mantenimiento cada quince días o un mes», precisa la especialista. Yo no he probado el protocolo completo, pero sí noventa minutos que me han puesto firme como una farola.
Por si estás pensando en precios, la sesión cuesta 275 euros (2.090 euros el bono de diez, un ahorro considerable) y, oteando centros de similares características, llámense Tacha, Beldon Beauty, Mira + Cueto, etcétera, el precio es el mismo. Sólo en Centros Único la sesión está a 120 euros (honestamente dudo que el tratamiento corporal incluya, además del dispositivo de ultrasonidos y radiofrecuencia, un masaje drenante en profundidad como el que disfrutado o veinte minutos de presoterapia, la guinda del pastel).
Vídeo. Las cirugías estéticas que más se practican España.
Yo aquí estoy de prueba y me someto a una única sesión a sabiendas –como decía– de que en este tipo de protocolos la continuidad es caballo ganador. O sea, que no espero salir con el abdomen plano ni con la cintura de avispa, pero sí sentirme más firme y deshinchar los dos kilos de prestado que me han dejado las fiestas.
La experta comienza pasándome por la tripa el dispositivo de ultrasonido, que es como una plancha. Incorpora una base de metal (cuidado si eres alérgica), fría al inicio, que se va calentando en cuestión de segundos; no molesta pero pica un poco (la intensidad dependerá de la grasa a quemar). También realiza vacumterapia, que ayuda a que el calor penetre mejor y de manera homogénea. Las succiones se sienten como suaves impactos de vacío y resultan agradables.
El segundo aparato, de radiofrecuencia, parece una atornilladora e incorpora un rodillo para movilizar las grasas. Misma sensación: frío al principio y mucho calor. Duele más. Lógico, la piel ya está bastante caliente después del ultrasonido.
En un centro de lujo todo está pensado, también las pequeñas desavenencias con las máquinas. No es planchar y listo. La esteticista inicia un masaje manual superpotente deslizando aceite drenante: se enfunda un guante de silicona de Biologique Recherche y frota que te frota. «El masaje es profundo, si molesta me dices». Me cuenta que moviliza grasas y drena ganglios. También anima al intestino grueso, de gran ayuda para asuntos internos (estreñimiento). Consejo: mejor acudir con el estómago vacío.
El colofón inesperado llega con la presoterapia, para la que se me colocan unas botas que se llenan de aire y me hacen parecer un astronauta. La sensación es de suaves olas que acunan el cuerpo. Nunca la había probado. La esteticista abandona la cabina, apaga las luces y caigo dormida.
¿Qué cómo me siento después de una hora y media de varietés de estética? Primero, más deshinchada y ligera. Al terminar el tratamiento la esteticista me aconseja que beba más agua para favorecer que el cuerpo elimine las toxinas y las grasas movilizadas. «Irás más al baño y notarás la zona caliente unas horas».
La cintura y los muslos se aprecian ligeramente contorneados (la cinturilla del vaquero me queda más suelta). La piel se ve más bonita, como si la hubiesen pulido. Y por último, me siento más recta y más plana (sin ser yo chica de revista como Eugenia).
-Lo completo que resulta. La radiofrecuencia y los ultrasonidos se complementan con el masaje manual de acción drenante y la presoterapia.
-El efecto «flash» de una sesión. La recomendaría para encajar mejor en un vestido antes de un evento. Las piernas, los brazos, la piel... se realzan.
-Los detalles del lujo. Me llaman la atención dos: lo bien que huele el centro (Paz Torralba, la directora, es fan del difusor Tranquility, de Comfort Zone) y el guante de silicona de Biologique Recherche, marca codiciada por toda beauty addict que se precie de serlo.
-En áreas pequeñas como el abdomen el calor se reconcentra y puede llegar a resultar molesto (sentí pequeños pinchazos). En las piernas duele menos. «No hay riesgo de quemadura», me tranquiliza la experta.
-La sensación acústica con los ultrasonidos es cuanto menos extraña. Las ondas van por dentro y se perciben como el sonido de los marcianitos de un videojuego.
-Al día siguiente la piel del abdomen sigue enrojecida, nada preocupante porque no es que vaya yo a ponerme un crop top.
-Mejor acudir por la mañana y no después de comer, como hice yo. Más vale que ingerí una ensalada, porque el masaje en abdomen moviliza grasas pero también el intestino.
Conviene puntualizar que cada persona es un mundo (y un cuerpo) y habrá quien quiera reafirmar, tratar la celulitis o rebajar la llamada »grasa blanda». Todo esto lo consigue la radiofrecuencia, pero no cualquiera. Accent Prime, respecto a Indiba, una de las más populares, también unipolar, es más potente.
Dicho de manera coloquial, se utiliza para meter más caña, mientras que la tecnología de Indiba es más suave y se aplica, pongamos de ejemplo, cuando ha habido un embarazo reciente. Si estás más interesado en tratar la flacidez que la grasa, te recomendamos la radiofrecuencia Thermage FLX (de esta dicen que no tiene parangón. ¡Probaremos!).