Con la llegada del invierno nuestra piel se resiste y se agudizan problemas como la sequedad, la irritación, el aspecto apagado y el empeoramiento de los signos de la edad. Hay veces que, ante tanto con lo que lidiar, nuestros cosméticos ya no son suficientes y necesitamos un apoyo intensivo que mejore por completo nuestro cutis para reactivar su funcionamiento habitual y restaurar la salud y la apariencia joven, por ejemplo, con un tratamiento profesional como la Luz LED o las microcorrientes .
Estos faciales antiedad son los favoritos de famosas en su régimen mensual de belleza o previo a un gran evento, por el poder que tienen en dar resultados visibles y una mejoría completa, dejando un rostro de ensueño. Como el fuego se combate con fuego... el frío, con más frío, así que el procedimiento más efectivo por el que podemos optar esta temporada es la crioterapia, cuyos beneficios contra el envejecimiento son insuperables. Con los avances y los nuevos gadgets de belleza en el mercado, ahora tenemos la oportunidad de hacernos un tratamiento de crioterapia desde el confort de nuestro hogar, transformando nuestra piel en minutos para que luzcan tan juvenil y radiante que nos echarán muchos menos años. Te mostramos cómo.
La crioterapia se basa en el empleo de productos y herramientas frías o, mejor dicho, heladas, en el rostro. Normalmente, se aplica en forma de masaje congelado con rodillos, globos o mascarillas. ¿Qué conseguimos con esto? Los beneficios son muchísimos.
Reducimos la inflamación y esculpimos, estimulando el flujo sanguíneo y favoreciendo la oxigenación de la piel y el drenaje linfático, obteniendo un cutis más uniforme, fino y con facciones definidas. Esto es importante porque la hinchazón tiende a romper o descomponer las fibras de colágeno (causando mayor flacidez y arrugas) y el líquido linfático al estancarse hace proliferar sus toxinas perjudiciales, por lo que al masajear con frío combatimos ambas problemáticas, dejando una estructura ósea esculpida y una piel saludable.
Además, la crioterapia potencia una luminosidad sin igual en la tez, ya que la temperatura muy fría contrae los vasos sanguíneos y al calentarse de nuevo, se dilatan, aumentando la circulación (esto es el proceso de vasodilatación). Así, la sangre se oxigena y recupera su brillo natural, tan juvenil. Por tanto, es un tratamiento ideal para deshacerse de la opacidad de la piel y, también de las rojeces y reducir el aspecto de los poros, resultando un cutis liso, aterciopelado, uniforme y radiante.
Quizás su mejor faceta sean las propiedades reafirmantes. Al igual que hemos mencionado anteriormente, la piel y los músculos se contraen con el frío y se expanden con el calor. Con herramientas y productos helados conseguimos ese efecto de cutis estirado por la constricción de la musculatura, tensando las áreas con mayor flacidez y difuminando arrugas, durante horas o días, aunque mientras más habitual sea el tratamiento, más se prolongarán los resultados en general, si bien en estricta forma, son métodos cuyos objetivos se restringen a mejorar la apariencia a corto plazo.
Llevar este procedimiento a cabo en casa no resulta nada confuso. Lo primero que debemos hacer es adquirir un 'gadget' de crioterapia, que pueda introducirse en congelador o frigorífico, hecho de metal o algún otro material que retenga el frío. Globos de hielo, masajeadores, rodillos y mascarás son los más comunes.
En un tratamiento completo esporádico, introduciremos una mascarilla de papel o hidrogel en la nevera y cuando esté a una buena temperatura, la pondremos en el rostro, esperando el tiempo indicado en el envase. Al retirarla, pasamos nuestros dispositivos helados (más bien fríos, ya que tampoco podemos abusar de la temperatura), por todo el rostro y, sobre todo, en las zonas que tiendan a mayor inflamación y flacidez, como contorno de ojos, mejillas y pómulos o papada, durante unos 2 o 3 minutos.
A diario, emplea las herramientas en la rutina de mañana y noche (aunque la mayor inflamación se produce al levantarnos), encima de las cremas, favoreciendo su penetración y apoyando con el frío, para reducir ojeras, bolsas y ese aspecto congestionado y opaco, desvelando un cutis definido y luminoso, listo para afrontar el día.
Para eventos especiales, opta por una terapia que intercale frío y calor, para potenciar el brillo al máximo. Solo debes emplear una toalla o compresa húmeda y caliente (no mucho, que sea tolerable), de 30 a 60 segundos y luego pasar un rodillo o globos fríos por el mismo tiempo, repitiendo ambos pasos al menos 3 veces. Prometido que el resultado será de estrella de Hollywood.
20 de enero-18 de febrero
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