Influencer Matilda Djerf /
La herencia coreana en lo que a cuidado facial se refiere se ha vuelto muy popular en los últimos años, y es que han conseguido hacernos conscientes de lo importante que es tratar nuestra piel en el día a día como se merece. Uno de los métodos más famosos es la doble limpieza , pero aún existen muchas dudas sobre cómo y cuándo hacerlas. Por eso te contamos todo lo que necesitas saber para cumplir con este método como es debido.
La doble limpieza facial busca la limpieza en profundidad de la piel. Para ello, se sirve de dos productos esenciales: primero, un limpiador con base grasa como aceite, leche o manteca, y después, un limpiador en base de agua. Es apto para todo tipos de pieles, pero es fundamental conocer bien la tuya para saber por qué productos debes decantarte.
El objetivo principal de los limpiadores con base grasa es erradicar los restos de impurezas que queden en la piel. Ya sea el maquillaje, la polución, los restos de protección solar o el propio sebo de tu cara, lo que hace este limpiador es llegar a la profundidad de tus poros y deshacerse de ellas. Además de limpieza, aporta suavidad a tu piel, por lo que la sensación será de lo más agradable.
Por su parte, el limpiador en base de agua, aplicado después del limpiador graso, tiene la función de completar la limpieza anterior y terminar de eliminar de tus poros toda la suciedad. El agua micelar, las espumas limpiadoras o los geles de limpieza son grandes apuestas para este paso. Eso sí, procura dar con uno que vaya con tu tipo de piel para que el resultado sea verdaderamente efectivo.
La recomendación de los expertos es que realices esta doble limpieza dos veces al día, por la mañana y al final de la jornada. Realizar esta limpieza por la mañana ayuda a eliminar las toxinas que la piel genera por la noche y que se quedan acumuladas en nuestros poros, pudiendo provocar la aparición de acné, arrugas y hasta infecciones derivadas de esta suciedad acumulada. Además, ayuda a preparar la piel para todo el día.
Aunque ambas son igual de importantes, es en la limpieza de por la noche donde debes hacer especial hincapié para liberar tu piel de todos los elementos nocivos acumulados a lo largo del día. Durante el sueño la piel se regenera, por eso es importante centrarnos en quitar la suciedad del día, eliminar células muertas e hidratarla correctamente para que este proceso se realice correctamente.
Una de las grandes ventajas de esta limpieza es que sometes a la piel a un tratamiento con cierta profundidad, fácil de hacer en casa y que no afecta al manto hidrolipídico, es decir, a la capa protectora de tu piel. De esta forma, conservas todos sus componentes naturales beneficiosos y evitas que la suciedad acumulada pueda derivar en problemas cutáneos.
Además, todas las pieles pueden someterse a este proceso. No importa si tienes la piel más grasa o más seca, incluso si tu piel es sensible, porque los beneficios de esta doble limpieza es similar para todas. Eso sí, como ya hemos dicho, lo imprescindible es que hagas una buena elección de los productos que utilices. Procura que sean aptos para tu tipo de piel y así garantizas su efectividad y evitas problemas mayores.
Para completar la doble limpieza y hacer la rutina más efectiva, puedes incorporar después del lavado un tónico facial que remate la purificación. Este producto prepara la piel para absorber todo el tratamiento y ayuda a cerrar los poros para que no penetre tanta suciedad en ellos. El sérum, el contorno de ojos y, por supuesto, la crema hidratante ponen la guinda al pastel de esta rutina de cuidado y mimo que tu rostro necesita.
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