BELLEZA
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La palabra exfoliación a muchas les genera automáticamente miedo en el cuerpo. Este paso de la rutina es muy controvertido, porque tememos que irrite mucho la piel. Pero, la verdad es que todo son beneficios si se hace de forma correcta ya que permite que el rostro esté suave, mucho más joven, uniforme y radiante, como piel de cristal al regenerar las células. Muchas habrán probado un exfoliante facial casero, un día de aburrimiento en el que se hayan aventurado a la creación de potingues como trucos de la abuela. Y, quizás ese haya sido el problema.
Los exfoliantes son super recomendables siempre que tengan los activos adecuados para cada tipo de piel y se apliquen de la manera aconsejada. Si no, todo lo que provocarás es irritación, sequedad y mucho daño a la piel. Por eso, hay que tener cuidado a la hora de hacerlos en casa. Los expertos tienen opiniones encontradas y te desvelamos si es bueno el exfoliante facial casero, bajo su punto de vista.
Usar exfoliantes es un paso básico en la rutina facial. Este tipo de fórmulas ayudan a limpiar en profundidad todos los restos que queden de suciedad o toxinas en la cara. También eliminan las células muertas para permitir que se regeneren y salgan otras nuevas, lo que favorecerá a la reparación, al retraso del envejecimiento e instantáneamente proporcionará mayor suavidad y luminosidad.
«Exfoliarse la piel es muy importante para favorecer la renovación celular. En pieles grasas para eliminar las células muertas e impurezas y evitar la obstrucción de poros, que podría desencadenar en brotes de acné. En las pieles secas para eliminar todas las pieles muertas propias de la sequedad y descamación», nos aclara la Dra. Pérez Sevilla de la Clínica Pérez Sevilla sobre la relevancia de las exfoliación en los diferentes tipos de piel.
Por otra parte, son esenciales para tener un tono más uniforme y poder atenuar manchas, así como para alisar la piel, pudiendo ser muy beneficiosos en la disminución de las arrugas. Y, también harán que la piel esté en las mejores condiciones para absorber los productos usados a posteriori, lo que incrementará su eficacia.
Hay diferentes tipos de exfoliación y algunas se recomiendan más que otras, sobre todo por su sencillez en cuanto al uso, ya que emplearla de manera incorrecta podría provocar daños en la piel. De ahí a que muchas le tengan miedo a su uso. Sí, hay que ir con cuidado, pero siempre que se realice como es aconsejable, solo reportará beneficios.
Las principales categorías de exfoliantes a los que tenemos acceso son dos. La primera, el exfoliante físico. Este se compone de partículas pequeñas de algún producto que masajeadas en la cara contribuyen a la renovación celular. Los exfoliantes mecánicos granulados (café, avena, azúcar...), que por lo general son los que hacemos en casa, requieren de mucho conocimiento de uso.
Por otra parte están los exfoliantes químicos o tipo peeling se deshacen de las células muertas mediante activos con propiedades renovadoras que causan esa reacción química (como los alfa hidroxiácidos, los betahidroxiácidos o los poli hidroxiácidos). Son los que están en tendencia a día de hoy ya que, en su debida concentración, se consideran más seguros.
Para realizar una buena exfoliación, sin efectos secundarios, la Dra. Pérez Sevilla explica qué debemos tener en cuenta: «Lo que recomiendo es, sobre todo, adaptar dicho exfoliante facial al tipo de piel ya que cada una tiene sus necesidades». Es decir, que siempre hay que adaptar los pasos de la rutina a las características específicas de cada piel.
«Por ejemplo, en las pieles grasas funciona muy bien el ácido glicólico porque penetra más profundamente (debido a tu pequeño tamaño molecular) y es más potente. También funciona muy bien el ácido mandélico y azelaico», añade la Dr. Pérez Sevilla sobre la exfoliación en la piel grasa o con tendencia acneica.
Y, para aquellas que padecen de mayor sequedad o sensibilidad, la Dra. Pérez Sevilla recomienda que «en las pieles secas aplicaría activos más delicados con la piel, como el ácido láctico o la gluconolactona, que también son aptos para pieles sensibles», ya que si usasemos otro tipo de exfoliantes podríamos comprometer la barrera cutánea protectora.
A la hora de ponernos en plan esteticistas en casa, tenemos que tener extremo cuidado con lo que hacemos. Lo primero es que no sabemos si estamos midiendo bien cantidades o si estas mezclas de verdad son beneficiosas para aplicar a la cara, porque no se nos da ninguna seguridad de ello. Como hemos mencionado, el tipo de exfoliante facial casero que se suele realizar es físico.
Y, si lo que te gusta es este formato, lo más recomendable es que escojas uno con garantías profesionales y pasado por filtros y estudios para comprobar su seguridad y eficacia (o preguntarle a un experto por ingredientes y proporciones específicas para tu piel). «El exfoliante facial casero no está recomendado porque podemos agredir excesivamente la piel al no controlar la concentración de ingredientes. Es imprescindible que un cosmetólogo profesional formule los cosméticos adaptándose a los diferentes tipos de pieles y sus necesidades», explica la Dra. Pérez Sevilla, cirujana maxilofacial y experta en medicina estética facial.
Las contradicciones que tiene son varias. Al tener un granulado, estas partículas pueden ser extremadamente agresivas (sobre todo si se aplican en un masaje fuerte o a restregones), creando irritación, sensibilidad e incluso arañazos que se conviertan en heridas. De tal forma, la piel quedará desprotegida y con la barrera cutánea deteriorada.
La Dra. Pérez Sevilla cuenta, sobre sus riesgos, que «no es lo mismo tener una piel grasa con tendencia al acné, que una seca, sensible y reactiva. Por tanto, los exfoliantes caseros pueden poner en riesgo la salud de la barrera protectora cutánea, provocar que los niveles de acidez del pH se desestabilicen y ocasionar sequedad, deshidratación e irritabilidad. Lo ideal es acudir a un centro médico-estético para realizar un peeling a manos de un profesional, para garantizar un resultado óptimo».
Otro contra, como ya ha indicado la Dra. Pérez Sevilla, es que pueden ocasionar desequilibrios en el pH, provocando una reacción. Los niveles de acidez de la piel se desestabilizarán y podremos notar el daño de diferentes formas. Por ejemplo, en el caso de la piel grasa, esto da la posibilidad de crear efecto rebote, haciendo que las glándulas sebáceas generen mayor producción de sebo.
De todas formas, está la posibilidad de utilizarlos de manera segura siempre que hagas un test en una pequeña zona de la cara para comprobar si el grano es demasiado agresivo y te hace daño. La piel del rostro siempre tendrá que estar húmeda cuando lo utilicemos. Y, también deberás esparcirlo en movimientos circulares ultra suaves y sin ejercer presión.
Por norma general, se recomienda usar el exfoliante una vez por semana y en la rutina de noche. Esto se aplica porque después de la exfoliación la piel se vuelve más sensible y está ligeramente desprotegida (aunque se haga bien), por lo que exponerla al sol sería contraproducente, pudiendo provocarnos manchas u otros problemas.
Además, si eres usuaria de activos potentes como el retinol, conviene que no se use este ingrediente el mismo día en el que vas a emplear el exfoliante para no irritar en exceso la piel. Y, además hay que tener en cuenta las diferentes condiciones de cada tipo de piel, porque los componentes y la asiduidad variarán.
La piel grasa o con tendencia acneica puede emplear el exfoliante dos veces por semana siempre que tengan una fórmula suave como con ácido salicílico o ácido glicólico, en una concentración recomendada y segura (no hay que pasarse si no quieres padecer el efecto rebote). En el caso de las pieles sensibles, los polihidroxiácidos son de lo mejor, aunque dependerá de su tolerancia y aplicarán este paso cada 15 días.