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«Resultados en una sola sesión». «El masaje brasileño que se ha hecho viral». «No esperes relajarte ni quedarte dormida». «El favorito de Victoria Federica y de los actores de Élite». Todo esto se ha dicho de Royal Touch by Fernanda Silva, un método 100% manual que reinventa el drenaje linfático introduciendo movimientos que deshacen la grasa, acaban con la retención de líquidos y moldean la figura.
Fernanda Silva aterrizaba en la capital hace unos meses casi por mandato popular tras un lustro cosechando éxitos en Barcelona. «Brazil Takes Madrid», rezaba la divertida invitación donde la brasileña animaba a tomar la ciudad con caipirinhas y a ritmo de bossanova. El boca oreja y unos cuantos posts de influencers animaron aún más la fiesta del que se ha convertido en el templo de masajes favorito de las madrileñas.
Se lo pregunto a la terapeuta que me hará el masaje, de una hora exacta de duración. «Es un método drenante moldeador, todo manual». Dicho así suena a un tipo de tratamiento que puedes encontrar en un centro de estética tradicional. Pero queremos saber qué hay detrás de un nombre que ha corrido como la pólvora.
«El secreto es la técnica, creada por la propia Fernanda Silva. Todo el mundo puede hacer un masaje drenante o moldeador, pero dependiendo de cómo combines los movimientos los resultados serán mejores o peores. Se ha hecho famoso, sobre todo, porque desde la primera sesión se notan los resultados». Comprobémoslo.
Llego al centro de belleza a mediodía, después de haber caminado cuarenta minutos, con lo cual mi cuerpo ya se encuentra activado. Registro mis datos en la entrada y me preguntan: «¿Tienes problemas circulatorios?». Respuesta negativa. Conviene saberlo, ya que de existir habrá que adaptar la intensidad del masaje, directamente contraindicado si se padece trombosis. Me desnudo casi al completo -a excepción de la braguita de papel que me entregan- y me tumbo en la camilla boca arriba.
«Si no estás acostumbrada te va a resultar bastante intenso», me adelanta la terapeuta. «¿Molesto?», sustituyo mentalmente. Y me cuenta que con el transcurso de las sesiones mejora la resistencia a la intensidad y duele menos.
Comienza por los muslos, calentando, y quien dice calentar dice frotar con fuerza, como si estuviese amasando pan. Así será todo el masaje, con mi cuerpo entregado a la causa, lo que cual me recuerda a la experiencia que viví en un hammam en Estambul, donde me encontré a merced de señoras que parecían matronas.
El centro Royal Touch en Madrid. /
« Lo primero que hacemos es estimular los ganglios para activar la linfa y decirle a tu organismo que vamos a empezar a trabajar. Luego se combinan movimientos para drenar y moldear». El calor alcanzado con el solo movimiento de las manos es como el de los ultrasonidos, así que me hago una idea del nivel de fricción. Para facilitar al masaje, extiende sobre mi piel aceite de arnica, con propiedades que favorecen la circulación, y la crema de la casa, Royal Touch, a base de principios activos naturales que ayudan a eliminar grasa y líquidos.
«Veo que tienes bastante retención. Se nota, al tacto, que por dentro se mueve líquido. Se te hinchan las piernas en verano, ¿verdad?», continúa la terapeuta a la vez que palpa el área que rodea a mi rodilla. «Después del tratamiento conviene beber mucha agua durante varios días para ayudar a eliminar las toxinas». De los muslos baja a las pantorrillas, que percibe cargadas. Ahí siento alivio, aunque no haya rebajado la intensidad. E intuyo el agotamiento que le debe de suponer ejecutar un tratamiento de este calibre. «Es un gran esfuerzo físico, pero te acostumbras. ¡Acabo con los brazos sin grasa!». Trabaja con guantes, que al final del masaje, después de tanto trajín, acabarán rompiéndose.
Termina con una pierna y me anima a sentarme y a estirar ambas para que las compare. La masajeada se ve más lisa y moldeada, una sensación que se acrecienta con el paso de las horas. «Hoy te pasarás el día drenando y mañana se notará más». Una continua sensación de sed me acompaña durante el tratamiento, tanto que tengo que pedir una botella de agua. La terapeuta me explica que es normal, que se debe a que estoy expulsando toxinas y líquidos de mi cuerpo, como quien expele los malos espíritus.
«¿Te han hecho alguna vez masaje en el abdomen?», me pregunta. Sé por qué lo dice. La sensación de continuo amasamiento es extraña y parece que se incrusta en las tripas. «Mejor no venir con el estómago lleno, o picar algo suave porque hay mucho movimiento. La gente suele aprovechar la hora de la comida en el trabajo para hacérselo. ¡Ah! Y mañana puedes tener sensación de agujetas», advierte. El masaje es tan completo que también relaja los músculos.
Masaje Royal Touch en el abdomen. /
Llega el turno del brazo derecho (primero se trabaja un lateral y luego el otro). Lo extiende hacia arriba y comienza a masajear. «Debo de tener más retención ahí porque ¡duele!», comento a la altura del tríceps. « Cuando hay más grasa acumulada y retención molesta más, sobre todo si nunca te has dado un masaje ni has movilizado esa grasa. Con las sesiones mejora. Y se puede adaptar: si es el primero y duele, se rebaja la intensidad», me explica la experta.
«Ahora ponte de lado, como si durmieses de un costado. Mantén la otra pierna estirada». Como contorsionista no tendré futuro, pero vale la pena la postura porque el objetivo es acorralar al michelín. Y es que no hay centímetro del cuerpo que escape a este completo (e intenso) masaje brasileño. La terapeuta vuelve a desplegar su enorme destreza manual en el lateral izquierdo y conmigo tumbada, ahora sí, boca abajo para trabajar flancos y parte trasera de las piernas.
A lo largo de sesenta minutos, experimento sensaciones variadas. Como decimos, la masajista sólo utiliza las manos, puños, palmas y dedos, y podría asegurar que no hay máquina que las supere. «¿Es este el masaje que se hace Victoria Federica?». No me resisto a preguntar lo que he leído en algún post. «Sí, es muy maja».
Es en el momento de ir a vestirme cuando noto que la cinturilla del vaquero me queda más holgada. Como dice la experta, Royal Touch «drena, elimina toxinas, deshincha y activa el metabolismo y la circulación, a la vez que moldea el cuerpo». Así que queda confirmado: ofrece resultados con una sola sesión.
Durante el día trato de reponer líquidos y voy con más frecuencia al baño. Frente al espejo, la silueta en general está más menuda y el contorno de cintura y muslos se ha reducido. La terapeuta insiste en pensar a largo plazo. En resumidas cuentas, debería volver si de verdad deseo ver más y mejores resultados. Diez sesiones es la cantidad idónea.
¿Daños colaterales? Me duele el cuerpo. Me lo habían comentado al inicio del masaje y no falta razón. Siento un dolor similar al de las agujetas, las que suelen acompañar a una sesión de HIIT (el entrenamiento de alta intensidad que practico dos veces a la semana). Además, la potencia de las friegas me ha dejado moretones en las piernas y en la parte interna de los brazos, las conocidas como «alas de murciélago».
La masajista y creadora de Royal Touch, Fernanda Silva. /
El masaje Royal Touch cuesta 95 euros (incluye la toma de medidas de brazos, cintura, cadera y muslos, que se repite en la décima sesión). Hay un bono de 10 sesiones que sale por 900 euros, «para que la gente se comprometa más y reserve, de forma fija, sus citas semanales. Es importante crear una rutina, sobre todo al principio», indica la terapeuta.
Si hablamos de frecuencia, la recomendada sería de entre 1 o 2 veces por semana, durante 10. «Es lo que el cuerpo requiere para empezar activarse, a trabajar por sí solo, como cuando inicias un deporte y necesitas días para que se noten los resultados». Luego suelen realizarse masajes de mantenimiento. Y lo que siempre recuerda la especialista es que se combine con unos hábitos saludables, los consabidos comer sano, hacer deporte, evitar alcohol, etcétera.
-Había leído en repetidas ocasiones que es un masaje que ofrece resultados desde la primera sesión. Lo cumple: la cinturilla del pantalón se mueve alrededor del abdomen. No hay mejor prueba del algodón.
-El poder reductor en un único masaje lo convierte en idóneo para días especiales. Antes de una boda, por ejemplo, te ayudará a deshincharte.
-Si pasas muchas horas sentada, la circulación se resiente. Este masaje resulta de lo más recomendable porque te hará sentir mucho más ligera.
-Con la menopausia llega la revolución hormonal. Consecuencia: la figura tiende a ensancharse. Un masaje moldeador será una excelente forma de atajarlo.
-La exclusividad del centro de belleza -distribuido en dos plantas con seis cabinas, una de ellas doble para disfrutar en pareja o con amigas- se aleja del tono las franquicias que ofertan masajes. Es la propia Fernanda Silva quien forma a las terapeutas en su método Royal Touch.
-Al hablar de masaje, puedes pensar en un tratamiento relajante con el que incluso se te escape algún ronquido. Nada más lejos de la realidad. La intensidad de los movimientos no da respiro.
-Algo a tener en cuenta: al día siguiente tenía moretones en muslos y parte interna de los brazos. Es un aviso a navegantes que esperan lucir en horas sucesivas shorts o prendas sin mangas. Porque puede pasar.
-Durante el masaje se pasa sed, pero sed de verdad. Me recordó a la deshidratación que provoca la lactancia. El motivo es que se están perdiendo más líquidos de lo habitual.
A Fernanda Silva se la compara (y a veces confunde) con Renata França, otra gurú del masaje brasileño que se mueve en precios similares (la hora ronda los 100 €). Aunque el objetivo es el mismo, moldear el cuerpo, la técnica no tiene nada que ver. En su caso es más de pellizqueos que buscan despegar la piel.
En el rastreo de centros en Madrid donde darte un masaje parecido nos topamos con muchos con propiedades drenantes (en Centros Único, por ejemplo, por 75 €). Pero nos parece que no es tanta la diferencia económica para optar por un masaje como Royal Touch, que además es moldeador.