Te contamos por qué la quimiofobia cosmética es el resultado de un mito /
Redes sociales, informaciones incompletas, casos de dismorfia que dan lugar a nombres como la cosmeticorexia … Además, en los últimos años, se ha desarrollado una tendencia a creer (de forma errónea) que lo natural es mejor que lo sintético. Y, hoy en día, este medio irracional tiene nombre: quimiofobia cosmética.
Sin embargo, y principalmente debido a la ausencia de información, este término que reúne un miedo irracional a los cosméticos no es otra cosa que el resultado frente a la ignorancia y mitos que se extienden y se viralizan. Así que, vamos a ponerles fin.
Según el libro « Aprende a cuidar tu piel» de Amparo Violero, Lilin Yang y Mónica Julià, la quimiofobia cosmética se define como el sentimiento de que lo «químico» es tóxico, y lo «natural» es lo mejor. «Es una corriente muy activa en los últimos años que busca confundir al consumidor y hacerle creer que los ingredientes químicos de ciertos cosméticos son tóxicos y perjudiciales para la salud. Lo peor es que esto, normalmente, sucede por fines económicos», nos explica Fátima Rivas, colaboradora de Bioderma.
Sin embargo, no es un sentimiento nuevo. Si echamos la vista atrás, la primera oleada surgió a principios de los 70 por un mundo cada vez más industrializado. Sin embargo, en pleno siglo XXI, se aprecia cierto aumento de este tipo de miedo irracional. Los expertos achacan este suceso a la crisis del Covid-19, y a la preocupación de una salud más real con alimentos saludables. «No podemos comparar el listado de ingredientes de un alimento con el de una crema. Los cosméticos no se comen, y están formulados para aplicarlos en la piel. Esto, sumado al uso de cierta publicidad de afirmaciones del tipo «sin tóxicos» o «sin químicos», ha llevado a extender el mensaje equivocado», comenta nuestra experta.
Cualquier experto al que le preguntes te dirá que para luchar contra fenómenos como la quimiofobia cosmética lo más importante es informarse para «poder decidir correctamente». Además, recomiendan que, ante la duda, se recurra siempre a cualquier profesional de la salud. Eso, y huir de cualquier mensaje que «incite al miedo y reclame lo que no tiene el cosmético (sin parabenos, sin tóxicos…) en lugar de decir lo que sí tiene».
Quédate tranquila, en Europa, todos los cosméticos comercializados son seguros. Además, nuestra legislación es una de las más restrictivas del mundo. Tal y como detalla la farmacéutica Fátima Rivas «existe un sistema de vigilancia ( cosmetovigilancia) que controla posibles efectos no deseados».
Por otro lado, insiste en recordar que « algo químico no tiene porqué ser siempre malo, al igual que algo natural no es por definición bueno». Es más, nos da un ejemplo de lo más revelador: el cianuro es natural, pero puede matarte. Y los ingredientes de origen natural también pasan por un laboratorio. Los cosméticos necesitan conservantes para que no le salga moho a tu crema y las bacterias no celebran una fiesta en tu sérum y pasen de ahí a tu piel.
Hay términos que en Europa se han restringido recientemente, como el término « cruelty free», ya que está prohibido testar en animales desde hace años. Por otro lado, las etiquetas «sin» o «free» están prohibidas desde el 1 de julio del 2019. ¿Por qué? «Porque hay quien no sabe lo que son los parabenos o las siliconas pero no las quieren porque creen, erróneamente, que son perjudiciales para la salud. Y es que hay quien basa sus productos en estas etiquetas quimiofóbicas», explica la colaboradora de Bioderma.
Por tanto, podríamos decir que usan el miedo irracional como estrategia de marketing. Y no solo eso, sino que la colaboradora de Bioderma destaca la importancia de resaltar que «la eficacia de un cosmético no depende de si sus ingredientes son naturales o de síntesis, son de la calidad de estos ingredientes, su concentración y fórmula. Por tanto, la cosmética natural no es mejor. Simplemente, es cuestión de gustos».