Parece mentira que un activo que tiene tanto poder antienvejecimiento genere tanta suspicacia. El retinol es un derivado de la vitamina A con una altísima eficacia antiarrugas y no hay experto o laboratorio que no lo recomiende. Pero también tiene una inmerecida mala fama por las irritaciones que puede causar en la piel y que a más de una (sobre todo a las dueñas de pieles sensibles) les ha impedido disfrutar de todos sus beneficios cosméticos. Este es uno de los falsos mitos que vamos a desmontar con la ayuda de los que más saben sobre este ingrediente, que desvelan el secreto de su éxito: usarlo en las dosis adecuadas.
« El problema no es el retinol, sino empezar con cantidades muy altas», explica Leonor Prieto, directora científica de La Roche Posay. La dosis es uno de los hándicaps; también lo son el momento del día en el que usarlo y en qué zonas del rostro. «El retinol es una carrera de fondo y hay que aplicarlo de forma gradual, empezando por concentraciones bajas, en días alternos para ver cómo lo tolera la piel. Y evitando el contorno de los ojos», continúa Leonor Prieto.
La clave está en la dosis y es algo en lo que coinciden todos los expertos. Que nadie se asuste, no es tan complicado como parece y no vas a tener que calcular nada. Solo requiere «una pequeña planificación al principio», recomienda Tatiana Recuero, responsable de formación de Elizabeth Arden. Y continúa: «Una buena forma de comenzar es utilizando la dosis adecuada. Usar más cantidad de producto no lo hará más eficaz, solo más irritante. Tampoco tenemos que aplicarlo diariamente si la piel no lo necesita o aún no ha alcanzado esa tolerancia. Lo ideal, si es la primera vez, es aplicarlo un par de veces a la semana e ir aumentando los días en función de la respuesta de la piel».
También se recomienda hacerlo por la noche y, si se usa de día, aplicar siempre fotoprotección, según la responsable científica de La Roche-Posay. «Lo ideal es aplicarlo por la noche, pero también hay fórmulas para el día en las que va incluido el protector solar de amplio espectro». ¿Un truco para pieles sensibles? Lo da Tatiana Recuero, de Arden: «Lo mejor es aplicarlo por la noche, 20 minutos después de haber desmaquillado y limpiado la piel para disminuir el riesgo de irritación». Si ya tenemos claro cómo empezar a usarlo, también es importante saber en qué producto es más eficaz. Para la doctora Prieto, depende de nuestra rutina beauty.
«El sérum nos va a permitir combinarlo más fácilmente con otros activos y tiene una textura más ligera. Pero puede funcionar bien en una crema, así lo podemos combinar con un sérum previo que lleve vitamina C, ácido hialurónico o niacinamida. Mi recomendación es crear rutinas complementarias combinando un sérum y una crema con diversos activos complementarios, así tendremos mayor eficacia. Porque en un solo producto no podemos encontrar todos estos ingredientes antiedad juntos ni en las concentraciones adecuadas. Además, la eficacia de los productos es mejor si trabajamos capa sobre capa».
El formato microdosis es otra buena opción, ya que «el retinol es una molécula altamente inestable, y se altera muy fácilmente con la exposición a la luz y el aire. Cuando compramos un producto con una concentración determinada, si el retinol no va bien aislado irá perdiendo la efectividad a lo largo de los usos», explican desde Elizabeth Arden.
Cualquier formato es efectivo, sobre todo porque, como explica Leonor Prieto, «el retinol es uno de los activos cosméticos más importantes frente al envejecimiento, por sus múltiples acciones: es un potente renovador de la piel, alisa su textura, aporta luminosidad, evita la degradación del colágeno y estimula su síntesis, por lo que proporciona firmeza, elasticidad y densidad a la piel. También disminuye las manchas y mejora las alteraciones vasculares. El marco regulador recomienda que la concentración en un cosmético no debe superar el 0,3%. Si lo hace, es ácido retinoico y se usa bajo supervisión médica».