Si hay un ingrediente capaz de frenar el proceso molecular causante del
fotoenvejecimiento
de la piel es la
vitamina C
. Es el mayor antioxidante que hay y, falsos mitos aparte, se puede aplicar sin miedo en
pieles sensibles
y usar antes de la exposición solar. «La vitamina C se combina con
activos reconfortantes que reducen la sensibilidad, aunque en
altas concentraciones puede causar una ligera
sensación de hormigueo o de
calor momentáneo en algunos tipos de piel.
Si ocurre, recomendamos ir
aumentando la frecuencia de aplicación a medida que la piel se acostumbre», aconsejan desde
Natura Bissé. Respecto a su supuesta
incompatibilidad con el sol, en Germaine de Capuccini lo desmienten: «Es completamente compatible. La vitamina C defiende a la piel de
la agresión de los radicales libres. En verano, las horas de irradiación solar son muchas más que en invierno, por lo que necesitaremos
mayor protección frente a los radicales libres del sol, o lo que es lo mismo, necesitaremos un mayor aporte de vitamina C.
El
ácido ascórbico (su versión pura) es un
activo fotosensible, es decir, se deteriora con el sol. Sin embargo,
no es fotosensibilizante, ya que la piel no corre el riesgo de mancharse al usarlo. Al contrario, cuanto más exponemos nuestra piel al sol,
más vitamina C necesitamos», explica
Ana Latorre, su brand manager.
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