Unas declaraciones de Iker Casillas la pasada semana en una entrevista, en las que reconocía que no había estado todo lo pendiente que debería de su mujer, Sara Cabonero, durante su lucha contra el cáncer de útero , levantaban los rumores de que la pareja estaba atravesando una crisis. Unas habladurías que se acentuaban este miércoles, al salir una información de que el portero se había comprado un piso en el centro de Madrid y que las escrituras estaban solo a su nombre.
Pero no. No hay problemas entre ellos. Sara ha querido hacer ver que está siendo un verano normal. Como cualquier otro. Con esos momentos familiares que comparten entre el pueblo de ella, en Toledo, y el de él, en Ávila. Y precisamente en este último punto de la geografía española es donde se encuentra la presentadora, aparentando total normalidad.
Son sus redes sociales las que han hablado. Sara no ha dado un mensaje contundente con el que zanjar de manera inmediata esos rumores, pero sí lo ha hecho de manera indirecta. Porque ha colgado en sus 'stories' de Instagram unas fotos en Navalacruz, el pueblo de su marido, que son más que significativas. Y que dejan ese mensaje entre líneas.
Sara no se separa de Iker. Ni de sus hijos. Y si tiene algo claro, es que no tiene por qué pronunciar las palabras exactas para que creamos que, entre ellos, no hay problemas. Que si ha habido un bache, ha sido uno como el que pudiera encontrar cualquier pareja en su relación. Que la tranquilidad y la normalidad reina entre ellos ahora, en medio de esa etapa de cambios tras dejar atrás esa vida en Portugal que ha durado cinco felices años.
20 de enero-18 de febrero
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