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Parece que el amor por Ana Soria no le ha traído solo esa faceta de 'influencer' a Enrique Ponce, sino que, además, ahora es más descarado en sus gestos románticos. Incluso, sobre el albero. Para quienes no se lo crean, solo hay que ver el guiño que le hizo a su novia este fin de semana cuando estaba a punto de rematar la faena. Un gesto que ha generado controversia.
¿A qué nos referimos? El diestro, a punto de entrar a matar en la plaza granadina de Baza, dibujaba en la arena una A con la punta de su espada y daba un giro sobre sí mismo. Y claro, los más puristas lo han considerado como algo rídiculo, máxime teniendo en cuenta el bicho que tenía delante.
Un movimiento que, por cierto, llegaba tan solo un día después de que su exmujer, Paloma Cuevas, celebrara su 55 cumpleaños sin que el torero diera señales de vida pública. Bien porque no quería que el morbo se centrase en lo que él pudiera manifestar, o porque solo tiene tiempos para alardear públicamente de su relación con la joven estudiante.
Lo que sí tenemos claro es que Enrique seguirá haciendo lo que crea conveniente. En las redes o en el ruedo. Ante el público o de puertas para dentro de su casa. Bastante presión lleva aguantada, y domada a base de pases de pecho, desde que saliera la luz su separación de Paloma.